La búsqueda del plátano arcoíris



Había una vez, en un hermoso jardín, donde Mario Bros solía pasear y disfrutar de la naturaleza. Un día, mientras caminaba por el jardín, se encontró con Donkey Kong, quien estaba muy triste.

- Hola Donkey Kong ¿Qué te sucede? -preguntó Mario Bros preocupado. - No sé qué hacer, mi plátano favorito ha desaparecido y no lo puedo encontrar. Estoy muy triste -respondió Donkey Kong con lágrimas en los ojos.

Mario Bros se dio cuenta de que tenía que ayudar a su amigo. Así que decidió buscar el plátano perdido junto a él. Después de buscar durante horas sin éxito, ambos amigos decidieron descansar debajo de un árbol.

Fue entonces cuando vieron algo maravilloso: ¡un arcoiris apareció en el cielo! - ¡Mira! ¡Un arcoiris! -exclamó entusiasmado Mario Bros-. Si seguimos los colores del arco iris tal vez podamos encontrar tu plátano perdido.

Donkey Kong no estaba seguro al principio pero decidió seguir a su amigo y así comenzaron a caminar siguiendo las diferentes tonalidades del arco iris. Primero llegaron al color rojo donde encontraron una manzana roja brillante. Luego siguieron hacia el naranja y allí encontraron una zanahoria jugosa.

Después llegaron al amarillo donde hallaron un mango dulce y sabroso. Continuando por verde hallaron unas hojas verdes frescas para comer y finalmente llegaron al color azul donde consiguieron agua cristalina para beber.

Finalmente, llegaron al color violeta y allí encontraron algo muy especial: el plátano perdido de Donkey Kong. - ¡Lo encontramos! -gritó Mario Bros emocionado-. ¡Tu plátano favorito ha sido encontrado! Donkey Kong estaba tan feliz que no podía dejar de sonreír.

Agradeció a su amigo por ayudarlo a encontrar su tesoro y juntos compartieron la deliciosa fruta. - Gracias por enseñarme que si seguimos los colores del arco iris podemos encontrar cosas maravillosas -dijo Donkey Kong con una gran sonrisa en su rostro.

Mario Bros se sintió muy feliz de haber ayudado a su amigo y de haber descubierto algo nuevo. Los dos amigos regresaron al jardín llenos de felicidad, sabiendo que habían aprendido una valiosa lección sobre la amistad y la perseverancia.

FIN.

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