La búsqueda del sabor perfecto


Había una vez un niño llamado Nacho que vivía en la aldea de espaguetis. Nacho era un niño muy caprichoso y siempre quería comer cosas diferentes a lo que su madre le preparaba.

Un día, después de comer fideos con carne por enésima vez, Nacho decidió salir a recorrer otras aldeas en busca de algo más sabroso para comer. Nacho caminó durante días y días sin encontrar nada interesante hasta que finalmente llegó a la aldea Comete Está.

Allí encontró todo lo que había estado buscando: galletitas oreo, merengadas y muchas otras golosinas deliciosas. "¡Wow! ¿De verdad puedo comer todas estas cosas?"- exclamó Nacho emocionado mientras se comía una galletita Oreo.

"Sí puedes, pero no deberías abusar de ellas ya que no son muy saludables"- advirtió el anciano vendedor de golosinas. Pero Nacho no escuchó las palabras del anciano y se dedicó a comer todas las golosinas que pudo conseguir.

Después de unos días en la aldea Comete Está, Nacho empezó a sentirse mal y enfermarse. No podía levantarse de la cama debido a los dolores estomacales. "¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento tan mal?"- preguntaba Nacho entre gemidos.

Fue entonces cuando recordó las palabras del anciano vendedor:"No deberías abusar de ellas ya que no son muy saludables. "Nacho entendió su error y decidió regresar a su aldea para pedir ayuda.

Cuando llegó allí, su madre lo recibió con los brazos abiertos y lo llevó al médico de la aldea. "Nacho, tu cuerpo está enfermo porque no le diste los nutrientes que necesitaba.

Las galletitas oreo y las merengadas pueden ser muy ricas, pero no son suficientes para mantener un cuerpo sano"- explicó el médico. Nacho entendió el mensaje del médico y decidió cambiar su forma de pensar sobre la comida.

Comenzó a comer alimentos saludables como frutas y verduras y se dio cuenta de que también podían ser muy sabrosos si se cocinaban adecuadamente. A partir de ese día, Nacho se convirtió en un niño más feliz y saludable. Aprendió una valiosa lección sobre la importancia de cuidar su cuerpo con una dieta equilibrada.

Y aunque todavía disfrutaba comiendo golosinas ocasionalmente, aprendió a hacerlo con moderación. Y así fue como Nacho se convirtió en un modelo a seguir para otros niños de su aldea que también querían comer cosas diferentes.

Juntos descubrieron nuevas recetas saludables y aprendieron la importancia de una alimentación balanceada para tener una vida larga y feliz.

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