La búsqueda del tesoro de Chocolate
Isaías e Iza eran dos valientes astronautas que se embarcaron en una emocionante misión espacial en busca de un tesoro legendario escondido en el misterioso planeta Chocolate.
Sin embargo, antes de llegar a su destino final, debían superar desafíos en cada uno de los planetas que atravesaban. El primero en su camino era el planeta Azúcar, un lugar dulce y brillante donde todo parecía delicioso. Al llegar, se encontraron con enormes montañas de azúcar y ríos de caramelo.
El reto en este planeta era resistir la tentación de comer todo lo que veían. Isaías dijo: "-¡No podemos distraernos con golosinas! Debemos mantenernos enfocados en nuestro objetivo".
En el planeta Leche, todo estaba cubierto por nubes blancas y espesas que dificultaban la visibilidad. El reto aquí era encontrar el camino correcto a través de la neblina lechosa sin perderse. Iza propuso: "-Sigamos la estrella más brillante, nos guiará hacia nuestra meta".
Luego llegaron al planeta Mantequilla, donde el suelo resbaladizo hacía difícil caminar sin caerse. El desafío consistía en cruzar un puente hecho de mantequilla derretida sin resbalar.
Isaías ideó un plan: "-Vamos a usar nuestras botas magnéticas para no resbalar y avanzar con cuidado". El siguiente destino fue el planeta Vainilla, un lugar tranquilo y aromático lleno de flores blancas perfumadas. Aquí debían encontrar una llave especial para abrir el paso hacia el siguiente planeta.
Iza exclamó: "-Busquemos entre las flores más grandes, seguro allí está la llave que necesitamos". Finalmente llegaron al último obstáculo antes del ansiado planeta Chocolate: el mundo Acuático lleno de océanos turbulentos y criaturas marinas extrañas.
El desafío consistía en construir una balsa resistente para navegar por aguas peligrosas hasta alcanzar tierra firme. Isaías propuso: "-Unamos todos nuestros materiales y habilidades para construir juntos la mejor balsa posible".
Después de superar cada reto con valentía, trabajo en equipo y creatividad, Isaías e Iza lograron llegar al tan ansiado planeta Chocolate donde les esperaba el gran tesoro brillando bajo la luz dorada del sol.
Al abrir el cofre del tesoro descubrieron no solo monedas relucientes sino también amistad verdadera, confianza mutua y la satisfacción de haber cumplido su misión contra viento y marea. Y así terminó esta increíble aventura espacial llena de aprendizajes donde Isaías e Iza comprendieron que con esfuerzo, perseverancia y apoyo mutuo podían alcanzar cualquier sueño por imposible que pareciera.
FIN.