La búsqueda del tesoro en El Manguito



Había una vez, en el preescolar El Manguito, un grupo de niños muy curiosos y entusiastas que amaban leer cuentos. Todos los días, la maestra Ana les contaba historias maravillosas sobre princesas valientes, animales parlanchines y aventuras mágicas.

Un día, mientras exploraban la biblioteca del colegio en busca de nuevos libros para leer, los niños encontraron un libro misterioso escondido detrás de otros. Tenía un título llamativo: "El tesoro perdido".

Emocionados por descubrir lo que había dentro, se sentaron en círculo alrededor de la maestra Ana y comenzaron a leer juntos. A medida que avanzaban en la historia, se dieron cuenta de que no solo era un cuento fascinante sino también un desafío.

El libro decía que el tesoro estaba escondido en algún lugar del colegio y solo aquellos con astucia y trabajo en equipo podrían encontrarlo. Los niños emocionados decidieron embarcarse en esta increíble búsqueda del tesoro perdido.

Divididos en grupos pequeños, cada uno tenía una pista diferente para seguir. Debían resolver acertijos y pistas ocultas en diferentes partes del preescolar para llegar al siguiente paso.

El primer grupo conformado por Sofía y Juanito fue hacia el patio trasero donde encontraron una nota pegada a un árbol viejo. Decía: "¡La primera pista está cerca del lugar donde se desayuna!". Los dos amigos pensaron rápidamente e inmediatamente corrieron hacia el comedor. Allí encontraron a Julieta y Martín buscando frenéticamente algo sospechoso.

Al verlos, Julieta exclamó: "¡Chicos, encontramos un mapa secreto debajo de una silla!". Todos se emocionaron y juntos estudiaron el mapa en busca de la siguiente pista.

El grupo reunido decidió seguir la ruta que trazaba el mapa y llegaron al aula de música. Allí, Carla y Mateo encontraron una partitura escondida en un piano antiguo. Al leerla con cuidado, notaron que había notas musicales marcadas en diferentes colores.

Sin perder tiempo, corrieron hacia la sala de arte donde Ana les esperaba ansiosa. "¡Chicos! -exclamó- ¡Encontré una pista más!" En medio de los lienzos y pinturas, había un cuadro con números romanos escritos en él.

Con todas las pistas reunidas hasta ahora, los niños se dieron cuenta de que debían combinarlas para descubrir la ubicación final del tesoro perdido. Trabajando juntos como verdaderos compañeros, analizaron cada detalle y resolvieron el acertijo final.

Siguiendo las instrucciones del último mensaje cifrado, llegaron al patio trasero donde desenterraron un cofre lleno de premios sorpresa. Los ojos brillantes de emoción y alegría demostraban lo orgullosos que estaban por haber trabajado juntos para resolver el desafío.

La maestra Ana felicitó a todos los niños por su ingenio y trabajo en equipo. Les recordó lo valioso que es colaborar con otros e inspirarse mutuamente para alcanzar metas comunes. Desde ese día, los niños del preescolar El Manguito continuaron leyendo cuentos y aventurándose en emocionantes desafíos juntos.

Aprendieron que la lectura no solo es divertida, sino que también puede enseñarles lecciones importantes sobre amistad, colaboración y perseverancia.

Y así, cada día, los niños del preescolar El Manguito se sumergían en un mundo lleno de historias maravillosas y aprendizajes inolvidables, convirtiendo su amor por los cuentos en una fuente interminable de alegría y crecimiento.

FIN.

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