La búsqueda del tesoro en equipo



Había una vez en el Colegio Almean de Zaragoza, una clase llena de pequeños niños y niñas de 3 y 4 años. La maestra, la señorita Ana, estaba muy emocionada porque tenía preparada una actividad especial para ellos.

- Buenos días chicos y chicas - saludó la señorita Ana con entusiasmo - hoy tenemos una sorpresa muy especial para ustedes. - ¿Qué es? ¿Qué es? - preguntaron los niños impacientes. - Hoy vamos a hacer un juego en equipo.

Les voy a dividir en dos grupos: los conejos y las tortugas. Cada grupo tendrá que buscar pistas por todo el colegio para encontrar un tesoro al final del camino.

Pero hay un detalle importante: solo podrán avanzar si trabajan juntos como equipo. Los niños se emocionaron mucho con la idea del juego y rápidamente se dividieron en dos equipos. Los conejos estaban formados por cinco niños y las tortugas por otros cinco más.

La señorita Ana les dio las primeras pistas y cada equipo salió corriendo hacia su destino. Los conejos eran muy rápidos pero no trabajaban bien juntos, mientras que las tortugas eran más lentas pero se ayudaban mutuamente.

Pero algo extraño comenzó a pasar cuando los conejos encontraron su segunda pista. Uno de ellos había desaparecido misteriosamente. Todos comenzaron a buscarlo sin éxito hasta que escucharon un llanto proveniente del baño cerca de donde estaban buscando.

- ¡Es Juan! ¡Está atrapado en el baño! - exclamó uno de los conejos al encontrarlo dentro del baño cerrado con llave. La señorita Ana vino corriendo a ayudar y rápidamente llamó al conserje para que lo abriera.

Juan estaba asustado pero ileso, gracias a la ayuda de sus compañeros. - ¡Bien hecho chicos! - felicitó la señorita Ana - esto demuestra que trabajar en equipo no solo es importante sino también necesario para lograr nuestras metas.

Con el grupo completo nuevamente, los conejos y las tortugas continuaron su búsqueda del tesoro. Los conejos aprendieron una valiosa lección sobre la importancia del trabajo en equipo y comenzaron a ayudarse mutuamente para avanzar juntos hacia su objetivo.

Finalmente, ambos equipos encontraron el tesoro juntos y celebraron su victoria como un gran equipo unido. Desde ese día, los niños siempre recordaron esa experiencia emocionante y se convirtió en uno de sus recuerdos favoritos del Colegio Almean de Zaragoza.

Y aprendieron que trabajar juntos es mucho más divertido y efectivo que hacerlo solos.

FIN.

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