La búsqueda del tesoro perdido


Había una vez un grupo de animalitos que vivían en el bosque. Cada día, se reunían para jugar y aprender juntos, pero sobre todo para divertirse.

Un día, cuando estaban jugando al escondite, se dieron cuenta de que faltaba uno de ellos. Era la pequeña ardilla llamada Lola. "¿Dónde está Lola?" - preguntó el conejito Benjamín. "No lo sé" - respondió la zorra Lara "¡Vamos a buscarla!"Así comenzaron su búsqueda.

Recorrieron todo el bosque buscando a Lola. Preguntaron a todos los animales que encontraban si habían visto a la pequeña ardilla. Finalmente, llegaron al río del bosque donde vieron algo flotando en el agua.

Era una nuez con unas rayas rojas y blancas que siempre llevaba consigo Lola. "¡Es la nuez de Lola!" - gritó emocionado el oso Pablo. Rápidamente, todos corrieron hacia donde estaba flotando la nuez y empezaron a trabajar en equipo para recuperarla.

Primero intentaron pescarla con una rama larga, pero no funcionó. Luego intentaron acercarse nadando hasta ella pero era demasiado peligroso por las fuertes corrientes del río.

"Necesitamos pensar cómo podemos llegar hasta allí sin poner en riesgo nuestras vidas" - dijo Lara pensativa. Entonces recordó que había visto una hoja enorme unos metros más abajo del río y tuvo una idea brillante: construir un bote con esa hoja gigante.

Con mucho trabajo en equipo lograron construir un bote en el que pudieron subir todos juntos y así recuperar la nuez de Lola. "¡Lo logramos!" - gritó emocionada Lola al ver su nuez en sus manos.

"Sí, lo logramos porque trabajamos juntos, nos comunicamos y pensamos una solución creativa" - explicó Pablo con orgullo. Desde ese día, los animalitos aprendieron que trabajar juntos y pensar soluciones creativas es la mejor forma de resolver problemas.

Y nunca más se separaron durante sus juegos o aventuras en el bosque.

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