La búsqueda del unicornio perdido



Había una vez, en un tranquilo barrio de Buenos Aires, dos hermanitas llamadas Sofía y Valentina. Sofía tenía 8 años y Valentina tenía 5. Vivían en una casa con un gran jardín en el fondo.

Un día soleado, mientras jugaban al escondite, escucharon un ruido extraño proveniente del fondo de su casa.

Curiosas, corrieron a investigar y se encontraron con la sorpresa más increíble: ¡un pequeño unicornio bebe! Las niñas no podían creer lo que veían, el unicornio era blanco como la nieve y tenía un cuerno dorado brillante en su frente. Estaba asustado y parecía haberse perdido. Sin pensarlo dos veces, las hermanitas decidieron ayudarlo.

Sofía tomó la mano de Valentina y le dijo: "Tenemos que cuidarlo hasta que encuentre a su mamá o papá". Decidieron construirle un refugio acogedor en el jardín para que estuviera seguro.

Los días pasaban y las hermanitas se encargaban de alimentar al unicornio con frutas frescas y agua limpia. Le daban mucho amor y cariño cada día. El unicornio bebé comenzó a confiar en ellas y les mostraba gratitud con sus relucientes ojos.

Un día mientras jugaban cerca del río cercano a su casa, vieron algo preocupante: carteles pegados por todas partes ofreciendo recompensas por encontrar al pequeño unicornio perdido. Valentina miró a Sofía con tristeza en los ojos: "¿Qué vamos a hacer? No queremos separarnos del unicornio".

Sofía pensó por un momento y tuvo una idea brillante. "Podemos buscar a sus padres nosotros mismas, pero antes debemos asegurarnos de que esté lo suficientemente fuerte para viajar".

Las hermanitas comenzaron a investigar cómo cuidar adecuadamente a los unicornios y se dieron cuenta de que necesitaban un poco de polvo mágico llamado "polvo de hadas" para ayudar al unicornio bebé a crecer más rápido. Decidieron visitar el Parque de los Unicornios, donde las hadas vivían en armonía con estos seres mágicos.

Allí conocieron a la Reina Hada, quien les explicó que el polvo solo podía ser obtenido si demostraban su valentía y amor hacia los animales. Las hermanitas aceptaron el desafío sin dudarlo.

Tenían que superar tres pruebas: encontrar una flor rara escondida en el bosque encantado, rescatar una mariposa atrapada en una telaraña gigante y alimentar al ave fénix con semillas especiales. Con determinación y trabajo en equipo, Sofía y Valentina superaron cada desafío con éxito.

La Reina Hada quedó impresionada por su valentía y les entregó un frasco lleno del preciado polvo mágico. Al regresar a casa, las hermanitas mezclaron el polvo mágico con agua fresca y se lo dieron al unicornio bebé.

Al instante, comenzó a crecer hasta convertirse en un majestuoso unicornio adulto. El unicornio adulto parecía entender todo lo que las niñas le decían con sus ojos brillantes. Les agradeció por cuidarlo y les mostró el camino de regreso a su hogar.

Sofía y Valentina se despidieron con lágrimas en los ojos, sabiendo que habían hecho lo correcto al ayudar al unicornio bebé. Aprendieron sobre la importancia de la valentía, el amor hacia los animales y la importancia de cuidarlos.

Desde aquel día, las hermanitas siempre recordaron esa aventura mágica y se convirtieron en defensoras de todos los seres vivos.

Y cada vez que veían una estrella fugaz en el cielo, pedían un deseo para que todos los niños del mundo también pudieran experimentar la magia de ayudar y amar a los animales.

FIN.

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