La búsqueda en la tormenta



ayuda para encontrar a su madre, pero él le dice que es peligroso salir en medio de la tormenta y le sugiere esperar hasta que amanezca.

Paula no puede quedarse quieta y decide salir sola a buscar a su madre. Caminando por las calles mojadas, Paula se da cuenta de lo oscuro que está todo y se asusta un poco. Pero entonces escucha unos gemidos detrás de una puerta entreabierta y decide investigar.

Al abrir la puerta, encuentra a un perro callejero herido y asustado. "Pobrecito, ¿qué te pasó?"- preguntó Paula al perro mientras acariciaba su cabeza. El perro respondió con un ladrido lastimero y Paula supo que tenía que ayudarlo.

Recordando lo que había aprendido en el colegio sobre primeros auxilios para animales, buscó vendas y alcohol en una farmacia cercana para curar al perrito. Mientras atendía al perro, Paula pensaba en su madre desaparecida y sentía miedo otra vez.

Pero entonces recordó algo importante: si quería encontrarla, tenía que mantener la calma y pensar con claridad. "No puedo rendirme ahora"- dijo Paula convencida"Tengo que ser valiente como este perrito".

Con el perro recuperándose gracias a sus cuidados, Paula siguió caminando por las calles buscando pistas sobre el paradero de su madre. De repente vio una luz brillante en la distancia: era el faro del puerto cercano.

Corriendo hacia allí, encontró a su madre refugiada debajo del faro junto con otros vecinos afectados por la tormenta. Paula se abrazó a su madre con fuerza y le contó todo lo que había pasado.

"Eres una niña muy valiente"- dijo su madre con orgullo"Pero recuerda siempre que es importante pedir ayuda cuando la necesites". Paula aprendió esa noche que ser valiente no significa hacer todo sola, sino saber cuándo pedir ayuda y trabajar en equipo.

Y también aprendió que, aunque las tormentas pueden ser aterradoras, siempre hay una luz brillando al final del camino.

FIN.

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