La búsqueda mágica de Sam
En un hermoso día en el mundo mágico de Unilandia, un unicornio llamado Sam decidió salir a explorar. Pero su corazón estaba triste, pues su hermana Val había desaparecido en el misterioso bosque encantado.
"Tengo que encontrar a Val", se dijo Sam con determinación. "¡Ella siempre me acompaña en mis aventuras!"
Sam comenzó su camino hacia el bosque. Al llegar, las árboles susurraban secretos y las flores cantaban melodías. Sin embargo, el lugar parecía extraño y tenebroso.
"¿Dónde podría estar mi hermana?" pensó Sam mientras avanzaba.
De pronto, escuchó un llanto suave. Muy intrigado, siguió el sonido hasta encontrar a un pequeño duende llorando.
"¿Por qué lloras, amigo?" preguntó Sam.
"He perdido mi varita mágica y sin ella no puedo volver a casa," respondió el duende con tristeza.
"No te preocupes, ¡te ayudaré a encontrarla!" dijo Sam, sintiendo que ayudarlo era lo correcto.
El duende, emocionado, llevó a Sam a un claro donde, según decía, pudo haber perdido su varita. Allí, encontraron flores que brillaban intensamente.
"¿Ves estas flores? Pueden indicar el camino del tesoro perdido."
Sam se animó y siguió las flores. Pero a lo lejos, escuchó un susurro familiar.
"¡Val!" gritó emocionado.
Corrió hacia la dirección del sonido y, al llegar a un lago, vio a su hermana atrapada en una red.
"¡Val! ¿Cómo llegaste allí?" preguntó Sam.
"Un mago travieso me atrapó mientras exploraba," respondió Val.
El duende, viendo a Sam angustiado, recordó algo.
"¡Mi varita! Con ella podré deshacer el hechizo!" exclamó.
Sam ayudó al duende a encontrar su varita, y juntos, con un toque mágico, libaron a Val.
"¡Gracias!" dijeron ambos, abrazándose.
Al salir del bosque, Sam y Val prometieron no separarse nunca más.
"Siempre juntos en nuestra magia," dijo Val.
"Así será, hermana."
Y desde ese día, Sam y Val vivieron felices, aprendiendo que la valentía y la amistad son los mejores encantos de todos.
FIN.