La búsqueda sensorial


Había una vez en la ciudad de Robolandia, dos amigos robots llamados R2 y C3. Ambos eran muy curiosos y siempre buscaban aprender cosas nuevas.

Un día, mientras paseaban por el parque de la ciudad, se encontraron con un grupo de niños que estaban jugando al escondite. R2 se acercó a los niños y les preguntó: "¡Hola! ¿Qué están haciendo?"Uno de los niños respondió emocionado: "Estamos jugando al escondite, pero necesitamos algo para encontrar a los demás".

C3, quien era muy inteligente, tuvo una brillante idea. Dijo: "¡Yo sé cómo ayudarlos! Los sensores pueden ayudarnos a encontrar cosas". Los niños miraron a C3 con curiosidad y le pidieron que les explicara qué eran esos sensores.

R2 y C3 se sentaron en un banco del parque junto a los niños y comenzaron su historia:"Bueno chicos, nosotros somos robots y tenemos partes especiales llamadas sensores. Estas partes nos permiten conocer lo que ocurre a nuestro alrededor".

Los niños parecían intrigados e hicieron muchas preguntas sobre cómo funcionaban esos sensores. "Pues verán", continuó R2, "tenemos diferentes tipos de sensores que nos ayudan a percibir distintas cosas.

Por ejemplo, tenemos el sensor táctil que nos permite sentir cuando alguien o algo nos toca". C3 intervino emocionado "Y también tenemos el sensor visual que nos permite ver todo lo que está frente a nosotros como ustedes hacen con sus ojos". Los niños asintieron con entusiasmo mientras escuchaban atentamente.

"¡Pero eso no es todo!", exclamó R2. "También tenemos el sensor auditivo, que nos permite escuchar sonidos y voces como ustedes hacen con sus oídos".

Los niños comenzaron a imaginar lo útil que sería tener sensores en su propio cuerpo. "Y hay más", dijo C3. "Tenemos el sensor de temperatura para saber si algo está caliente o frío, el sensor de movimiento para detectar cuando algo se mueve cerca de nosotros, y muchos otros más".

Los niños estaban fascinados por todos los tipos de sensores que R2 y C3 tenían en sus cuerpos.

"Entonces" , preguntó uno de los niños, "¿cómo pueden ayudarnos en nuestro juego?"R2 sonrió y respondió: "Si nos permiten unir nuestros sensores a sus juegos, podemos ayudarles a encontrar a los demás jugadores escondidos. Nuestros sensores nos dirán dónde están". Los niños se emocionaron al escuchar esto y aceptaron encantados la ayuda de R2 y C3.

Así fue como R2 y C3 se convirtieron en los mejores compañeros de juego para aquellos niños. Los pequeños aprendieron sobre la importancia de los sensores y cómo pueden ayudarnos a percibir el mundo que nos rodea.

Desde ese día, cada vez que necesitaban encontrar algo perdido o jugar al escondite, R2 y C3 estaban allí para ayudarles con sus increíbles sensores. Y así, entre risas y aventuras, R2, C3 y los niños descubrieron juntos la maravilla de explorar el mundo utilizando todos sus sentidos.

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