La cabaña de las estrellas del norte
En un día frío y nevado, Lua y Elsa salieron a jugar en la nieve. Lua era una niña aventurera y curiosa, mientras que Elsa era más tranquila y reservada. A pesar de sus diferencias, eran grandes amigas.
- ¡Mira, Elsa! -exclamó Lua emocionada-. Hay un camino por aquí, vamos a seguirlo. - No sé, Lua -respondió Elsa con dudas-. Podríamos perdernos. Pero Lua no le hizo caso y comenzó a caminar por el sendero.
Elsa la siguió con cautela. El camino los llevó a través de los árboles hasta llegar a un claro donde había una pequeña cabaña de madera. - ¡Qué linda cabaña! -dijo Lua sorprendida-.
¿Quién crees que vive aquí? Antes de que Elsa pudiera responder, la puerta se abrió y salió un anciano con barba blanca. - Buenos días, niñas -saludó el hombre sonriente-.
¿Qué las trae por aquí? Lua explicó cómo habían encontrado el camino y llegado hasta allí. El anciano les invitó a pasar al interior de la cabaña para tomar algo caliente. Dentro de la cabaña había una chimenea encendida y una mesa con tazas humeantes de chocolate caliente.
Mientras bebían su deliciosa bebida caliente, el anciano les contó historias sobre su vida en las montañas nevadas. Después de un rato, las niñas se despidieron del amable anciano y comenzaron a caminar hacia casa.
Pero pronto se dieron cuenta de que estaban perdidas en medio del bosque nevado. - Ay, Lua -dijo Elsa preocupada-. ¿Qué vamos a hacer? No sé cómo volver a casa. Lua se detuvo y pensó por un momento.
Luego recordó los consejos que el anciano les había dado sobre cómo orientarse en la montaña. - Tranquila, Elsa -dijo Lua con confianza-. Sé cómo volver a casa. Sólo tenemos que seguir las estrellas del norte.
Con la ayuda de las estrellas, Lua y Elsa encontraron su camino de regreso a casa. A medida que caminaban, hablaban sobre lo mucho que habían aprendido ese día.
Habían descubierto una cabaña mágica en medio del bosque nevado y habían aprendido a orientarse siguiendo las estrellas del norte. Cuando finalmente llegaron a casa, se dieron cuenta de lo mucho que habían disfrutado jugando juntas en la nieve. Habían tenido una aventura emocionante e inolvidable juntas y habían aprendido muchas cosas nuevas.
Desde entonces, siempre recordarían ese día como uno de los mejores días de sus vidas. Fin
FIN.