La cabaña del dique



Era un día gris y lluvioso en el pequeño pueblo donde vivía Margarita. La lluvia caía sin cesar y las calles estaban inundadas. Margarita estaba aburrida en su casa, no había mucho que hacer con ese clima.

"¡Qué día más aburrido!", se quejó Margarita mientras miraba por la ventana. En ese momento, escuchó un maullido detrás de ella. Era Mititu, su gata, que parecía haberse mojado bastante en la lluvia.

"Pobre Mititu, ¿quieres que te seque?", preguntó Margarita acariciando a su mascota. Justo cuando iba a secarla con una toalla, Aukan entró corriendo a la casa empapado también por la lluvia. "Aukan, ¡mira como estás!", exclamó Margarita sorprendida al ver al perro tan mojado.

Aukan comenzó a ladrar emocionado y saltaba por toda la casa mientras Mititu lo observaba curiosa desde el sofá.

Margarita decidió poner manos a la obra para entretenerlos: "Bueno chicos, ¿qué tal si hacemos algo divertido?"Los animales saltaron de alegría ante esa idea y rápidamente se pusieron en acción. Primero jugaron al escondite dentro de la casa donde Aukan encontraba siempre a Mititu gracias a su gran olfato.

Luego decidieron construir una cabaña con sábanas y almohadas del living donde todos pudieran entrar cómodamente.

De repente sonó el teléfono:"Hola Margarita soy tu vecina Ana, ¿cómo estás?""Hola Ana, bien gracias ¿y vos?""Estoy muy preocupada porque el agua está entrando en mi casa y no sé qué hacer. "Margarita se sintió triste al escuchar la noticia de su vecina: "No te preocupes Ana, ahora mismo voy a tu casa para ayudarte. "Margarita decidió ir con Aukan y Mititu en busca de Ana.

Cuando llegaron a la casa de su vecina, vieron que estaba inundada casi por completo. "¡Vaya! Esto es peor de lo que pensé", dijo Margarita mientras buscaba una forma de solucionar el problema.

Entonces se le ocurrió una idea brillante: construir un dique con sacos llenos de arena para evitar que el agua siguiera entrando a la casa. Aukan y Mititu ayudaron como pudieron moviendo algunos sacos más pequeños mientras Margarita cargaba los más grandes.

Trabajaron juntos durante horas hasta terminar el dique que impediría que el agua siguiera avanzando. Finalmente lograron salvar la casa de Ana del desastre y todos regresaron a sus hogares contentos por haber trabajado juntos como un equipo.

"¡Qué día tan divertido e inesperado!", exclamó Margarita al llegar a su casa junto con sus mascotas. "Sí, pero lo mejor fue poder ayudar a nuestra vecina", agregó sonriendo mientras acariciaba a sus queridos animales.

Desde ese día, Margarita aprendió lo valioso que es trabajar en equipo y ayudarse mutuamente en momentos difíciles. Además, descubrió que incluso en los días más aburridos pueden pasar cosas emocionantes e inesperadas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!