La cabaña del valor



Érase una vez en un pequeño pueblo de Argentina, vivían Feli y Juli Hernán, dos niños aventureros y valientes. Ambos eran inseparables y les encantaba explorar juntos lugares misteriosos.

Un día, mientras caminaban por el pueblo, vieron un cartel que anunciaba la apertura de una cabaña de miedo en Halloween. Decidieron que sería emocionante ir a visitarla, ya que les gustaban las historias escalofriantes. Cuando llegaron a la cabaña, notaron que estaba decorada con calabazas espeluznantes y telarañas.

Un cartel decía: "¡Advertencia! Los que entren aquí no saldrán vivos". Aunque los demás niños del pueblo tenían miedo de entrar, Feli y Juli estaban decididos a enfrentar el desafío. Con valentía, cruzaron la puerta de la cabaña.

Dentro encontraron pasillos oscuros y habitaciones tenebrosas. Mientras avanzaban entre risas nerviosas, se encontraron con otros niños del pueblo asustados y preocupados por sus vidas.

Feli tomó la mano de Juli y le dijo: "No debemos dejarnos llevar por el miedo. Siempre hemos sido valientes juntos". Con esa determinación en sus corazones, continuaron explorando la cabaña sin temor alguno. De repente, escucharon un ruido fuerte proveniente del sótano.

Decidieron investigar y se adentraron en las profundidades de la cabaña. Allí encontraron al dueño disfrazado de monstruo riendo maliciosamente. "¡Jajaja! ¡Los atrapé! Nadie ha logrado llegar tan lejos en mi cabaña de miedo", dijo el dueño con una sonrisa malvada.

Feli y Juli intercambiaron miradas y supieron que debían encontrar una forma de escapar. Trabajando juntos, buscaron pistas y resolvieron acertijos para abrir la puerta trasera del sótano. Finalmente, lograron liberarse y corrieron hacia la salida.

El dueño los persiguió, pero Feli y Juli eran más rápidos. Al salir de la cabaña, se dieron cuenta de que todos los demás niños habían huido asustados. Feli tomó un respiro profundo y dijo: "Aunque fue aterrador, aprendimos algo importante hoy.

No debemos dejar que el miedo nos controle. Siempre podemos enfrentar nuestros temores si estamos juntos". Juli asintió emocionado: "¡Exactamente! Y también aprendimos a trabajar en equipo y a confiar en nosotros mismos".

Con estas lecciones valiosas en sus corazones, Feli y Juli regresaron al pueblo como héroes. Contaron su historia a los demás niños e inspiraron a todos a no dejarse intimidar por el miedo. Desde ese día, Feli y Juli siguieron viviendo aventuras emocionantes juntos.

Aprendieron que enfrentar sus miedos era solo parte del camino hacia la valentía. Y así, esta historia nos enseña que nunca debemos dejar que el miedo nos impida hacer lo que queremos.

Con valentía, trabajo en equipo y confianza en uno mismo, podemos superar cualquier desafío que se nos presente.

FIN.

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