La cabaña encantada



un día soleado en el bosque, los pájaros cantaban alegremente y el aire fresco llenaba mis pulmones de vida. Miré a mi alrededor y vi una cabaña rústica rodeada de árboles altos y frondosos.

- ¡Wow, qué bonito lugar! -exclamé emocionada. Mis padres sonrieron mientras descargábamos las maletas del auto. Nos instalamos en la cabaña y exploramos los alrededores.

Había un lago cristalino donde podíamos nadar, un sendero para caminar entre los árboles y hasta una pequeña cascada que se escuchaba a lo lejos. - ¿Qué les parece si hacemos una fogata esta noche? -propuso papá. - ¡Sí, sí! Y podemos asar malvaviscos -dije entusiasmada. Pasamos la tarde reagarrando leña y preparando todo para la fogata.

Cuando llegó la noche, nos sentamos alrededor del fuego crepitante contando historias y riendo juntos. De repente, escuchamos un ruido extraño proveniente del bosque. - ¿Qué será eso? -pregunté asustada.

Papá se levantó con una linterna en mano y fue a investigar. Regresó poco después con una sorpresa: ¡eran cachorros de zorro jugando cerca! - Son tan lindos -exclamé mientras acariciaba a uno de ellos.

Los días pasaron volando entre paseos por el bosque, juegos en el lago y noches estrelladas junto a la fogata. Una mañana temprano, decidimos hacer un picnic en lo alto de una colina para disfrutar de la vista panorámica del bosque.

- ¡Esto es increíble! Nunca quiero que estas vacaciones terminen -dije mirando maravillada el paisaje. Papá me tomó de la mano y me dijo:- A veces las mejores aventuras suceden cuando menos te lo esperas, solo debes estar abierta a vivirlas con alegría y valentía.

Esa frase resonó en mi corazón mientras regresábamos a la cabaña al atardecer.

Me di cuenta de que las vacaciones no eran solo sobre el destino o las actividades, sino sobre compartir momentos especiales en familia y descubrir la belleza de la naturaleza que nos rodea. Finalmente, llegó el día de volver a casa pero llevaba conmigo recuerdos imborrables e inspiradores que me acompañarían siempre.

Desde entonces, cada vez que cerraba los ojos podía sentir el calor del fuego, escuchar los cantos de los pájaros y recordar con cariño aquellas inolvidables vacaciones en la cabaña del bosque.

FIN.

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