La Cabellera de Luz
Érase una vez, en un lejano reino, una niña llamada Luz que vivía en una alta torre rodeada de espesas nubes. Su larga cabellera dorada era tan brillante como el sol, y se decía que tenía el poder de iluminar los corazones de quienes la veían. Pero Luz se sentía sola, ya que la torre estaba alejada del mundo exterior y solo podía comunicarse con sus amigos imaginarios.
Un día, mientras jugaba a contar historias con su amiga Imagina, Luz vio algo brillante en el cielo. Era un pequeño pájaro azul que, al acercarse, se posó en la ventana de su torre.
"Hola, pequeña. ¿Por qué estás tan sola aquí arriba?" - preguntó el pájaro.
Luz se sorprendió al escuchar al pájaro hablar y respondió:
"Porque no puedo salir de esta torre. Solo puedo soñar con el mundo afuera."
El pájaro sonrió y dijo:
"¿Y si te cuento un secreto? No necesitas tener miedo de salir. La aventura comienza aquí, con tu maravillosa cabellera. ¿Por qué no la usas para descender y explorar?"
Luz miró su cabellera y, tras pensarlo, tomó una decisión.
"¡Está bien! Voy a usarla como una cuerda para bajar de la torre."
Con mucha emoción, Luz trenzó su larga cabellera y lanzó el extremo por la ventana, creando una escalera. Con un gran aliento, comenzó a descender.
Una vez en el suelo, Luz miró a su alrededor y exclamó:
"¡Qué hermoso es este lugar!"
El pájaro la siguió y le indicó que había un bosque cercano. Juntas se aventuraron hacia allí, y Luz conoció a nuevos amigos: una ardilla muy juguetona llamada Rufi y una tortuga sabia llamada Tula.
"¿Por qué no has salido antes de la torre?" - le preguntó Rufi.
"Tenía miedo de lo que podría pasar. Pero ahora sé que, a veces, es necesario enfrentar nuestros miedos para descubrir cosas maravillosas" - respondió Luz con una sonrisa.
Los nuevos amigos decidieron mostrarle más sobre el bosque. Le enseñaron a recolectar frutos, a escuchar los murmullos de los árboles y a descubrir los misterios del lugar. Cada día era una nueva aventura, y Luz se sentía más feliz que nunca.
Un día, mientras jugaban, comenzaron a escuchar un grito de ayuda.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Tula preocupada.
"¡Vamos a investigar!" - dijo Luz con determinación.
Siguieron el sonido hasta encontrar a un pequeño ciervito atrapado entre unas ramas. Luz, sin pensarlo dos veces, usó su larga cabellera para desenredar al ciervito, mientras Rufi y Tula le animaban.
"¡Gracias!" - dijo el ciervito al ser liberado.
"Nunca había conocido a alguien tan valiente."
El ciervito decidió acompañar a Luz y sus amigos a explorar el reino. Juntos, recorrieron praderas, ríos y colinas, compartiendo risas y creando recuerdos.
Poco a poco, Luz se dio cuenta de que su miedo había desaparecido. Ahora conocía el valor de la amistad y la importancia de aventurarse al mundo exterior. Un día, Luz y sus amigos decidieron organizar un gran festival para celebrar su unión.
"¡Haremos la fiesta más grande que haya existido!" - exclamó Rufi emocionado.
"¡Sí! Invitemos a todos los habitantes del bosque y de más allá" - añadió el ciervito.
Luz decidió que podía usar su cabellera de otra manera:
"Voy a hacer una guirnalda con flores y mi cabello. Será un hermoso adorno para la fiesta."
El día del festival, Luz se sintió más feliz que nunca. Todos se reunieron y celebraron juntos la amistad y la valentía.
"¿Ves, Luz? ¡No hay nada que temer cuando estamos juntos!" - dijo Tula, mientras se reían y bailaban.
Desde ese día, la torre dejó de ser un lugar de soledad y se convirtió en un punto de encuentro donde Luz compartía sus historias y aventuras con quienes lo necesitaban. Su cabellera ahora simbolizaba no solo la luz, sino la esperanza y el poder de la amistad.
Y así, Luz, la niña de la cabellera dorada, vivió viajando y aprendiendo, recordando siempre que la verdadera magia reside en la valentía de explorar y en los amigos que encontramos en el camino.
FIN.