La cabra perdida



Había una vez un niño llamado Benito, quien soñaba con tener una mascota muy especial: ¡una cabra! Desde que era pequeño, siempre había admirado a estos animales por su valentía y su habilidad para escalar montañas.

Benito vivía en un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas y colinas, lo que hacía que su deseo de tener una cabra fuera aún más fuerte.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, Benito vio algo que le hizo saltar de alegría. Un cartel anunciaba la venta de cabras bebés. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el vendedor y preguntó cuánto costaban. "¡Señor, señor! ¿Cuánto cuesta una cabra bebé?"- preguntó emocionado Benito.

El vendedor sonrió y le explicó el precio. Aunque era más dinero del que tenía ahorrado, Benito no se dio por vencido. Decidió trabajar duro para conseguirlo.

Durante semanas, el niño ayudó a sus vecinos con las tareas del campo y vendió limonada en la puerta de su casa. Ahorrando cada centavo hasta alcanzar la suma necesaria para comprar su querida cabrita. Finalmente llegó el día tan esperado; Benito fue al mercado con todo su dinero en un bolsillo.

Pero cuando llegó al lugar donde estaba el cartel del anuncio... ¡ya no había ninguna cabra! Desilusionado y triste, Benito regresó a casa sin saber qué hacer o cómo encontrar otra oportunidad para cumplir su sueño.

Fue entonces cuando escuchó un ruido extraño proveniente del patio trasero. Corrió hacia allí y se encontró con una sorpresa maravillosa. En el patio, había una pequeña cabra que parecía perdida.

Benito no podía creerlo; ¡era como si el destino le hubiera enviado esta cabrita especialmente para él!"¡Hola, amiguita! ¿Estás perdida?"- dijo Benito acercándose lentamente a la cabra. La cabrita miró a Benito con ojos curiosos y empezó a mover la cola emocionada.

Parecía que también había encontrado un nuevo amigo en ese niño tan especial. Desde ese día, Benito y su nueva mascota fueron inseparables. Pasaban largas horas jugando en el jardín, explorando los alrededores del pueblo y subiendo colinas juntos.

La cabra demostró ser valiente y cariñosa, exactamente lo que Benito siempre había soñado. Con el tiempo, la historia de Benito y su cabra se hizo famosa en todo el pueblo.

Los vecinos quedaron impresionados por la determinación de este niño y cómo logró encontrar su sueño incluso cuando todo parecía estar perdido.

Benito aprendió muchas cosas durante esa aventura: que los sueños pueden hacerse realidad si trabajamos duro para conseguirlos, que las oportunidades pueden llegar cuando menos lo esperamos y que la verdadera amistad puede surgir en cualquier momento. Y así fue como Benito enseñó a todos los niños del pueblo sobre perseverancia, esperanza y amor por los animales.

Su historia se convirtió en un ejemplo de inspiración para todos aquellos que tenían un sueño por cumplir. Y aunque pasaron muchos años desde aquel entonces, aún hoy, en el pueblo de Benito, se cuenta la historia del niño que amaba las cabras y cómo logró encontrar su felicidad en un lugar inesperado.

FIN.

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