La caca mágica de Aniseto
Había una vez en un lejano pueblo llamado Aniseto, habitado por criaturas muy especiales conocidas como los Zombs. Estos seres verdes y gruñones vivían en armonía con la naturaleza, cuidando de su preciado tesoro: los Anisetos.
Los Anisetos eran unas plantas mágicas que solo crecían en ese lugar y que tenían el poder de hacer feliz a quien las consumiera. Los Zombs se encargaban de recolectar estas plantas y prepararlas con mucho amor para compartirlas entre todos.
Un día, mientras los Zombs estaban ocupados recolectando Anisetos, descubrieron algo sorprendente: ¡también podían hacer caca de Anisetos! Al principio les pareció extraño, pero decidieron probarlo y para su asombro, descubrieron que esa caca era aún más poderosa y especial que las propias plantas.
Así que los Zombs comenzaron a hacer caca de Anisetos regularmente, distribuyéndola por todo el pueblo para asegurarse de que todos pudieran disfrutar de sus beneficios.
La felicidad invadió Aniseto como nunca antes se había visto, todos reían más, trabajaban mejor y se llevaban aún mejor entre ellos. Pero un día llegó al pueblo un ser malvado conocido como el Grinchón, quien odiaba la alegría y la armonía que reinaba en Aniseto.
Decidió robar todas las plantas de Anisetos y esparcir maldad por doquier. Los Zombs no sabían qué hacer ante semejante amenaza. "¡Oh no! ¿Qué haremos ahora sin nuestros queridos Anisetos?", exclamó Mochilín, el líder del grupo.
"Tranquilo Mochilín, todavía tenemos nuestro secreto arma: la caca de Anisetos", respondió Valentina con determinación. Entonces los Zombs reunieron toda la caca de Anisetos que tenían guardada y crearon un plan para derrotar al Grinchón. Lo atrajeron hacia una trampa donde esparcieron montones de caca sobre él.
Al entrar en contacto con la magia de los Anisetos, el Grinchón comenzó a reír a carcajadas y a bailar sin control.
Finalmente comprendió lo maravilloso que era sentirse feliz y decidió cambiar su actitud malvada por una más positiva. A partir de ese día se convirtió en un habitante más del pueblo de los Zombs, ayudándolos a proteger sus queridos Anisetos y difundiendo alegría por doquier.
Y así, gracias al poder transformador de la caca de Anisetos, todos aprendieron una gran lección: nunca subestimar el valor oculto en lo aparentemente desagradable; pues incluso algo tan simple como una caca puede convertirse en fuente inagotable de felicidad si se sabe utilizar correctamente.
Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por hoy!
FIN.