La caída del asteroide



Había una vez un mundo mágico y lleno de vida, donde los animales hablaban y los árboles tenían nombres.

Pero un día, algo terrible sucedió: un asteroide cayó del cielo y se estrelló en el mar, provocando una monstruosidad indescriptible que comenzó a arrasar con las aldeas cercanas. Los magos de la tierra se reunieron para enfrentarla, pero la criatura era demasiado poderosa.

Sin embargo, no se rindieron y lucharon con todas sus fuerzas hasta que finalmente lograron derrotarla. Pero cuando pensaban que todo había terminado, descubrieron con horror que algo extraño estaba sucediendo en la tierra. Una peste mortal estaba consumiendo todo a su paso, incluyendo a los seres vivos.

Los magos sabían que debían hacer algo para detener esta plaga antes de que fuera demasiado tarde. Así que se pusieron manos a la obra e investigaron qué podía estar causando esto.

Después de mucho buscar encontraron la respuesta: la criatura del asteroide había dejado una sustancia tóxica en el mar que estaba contaminando todo lo que tocaba. Era como si hubiera creado una enfermedad sin cura.

Los magos sabían lo difícil que sería encontrar una solución para este problema tan grande, pero no perdieron las esperanzas. Se dieron cuenta de que debían trabajar juntos para encontrar una forma de curar esta peste y salvar al mundo mágico.

Así fue como comenzaron a buscar plantas curativas y hechizos poderosos para eliminar la sustancia tóxica del mar y sanar a los seres vivos afectados por la plaga. El camino no fue fácil, pero los magos nunca se rindieron. Trabajaron día y noche para encontrar una solución y finalmente lo lograron.

Gracias a su perseverancia y trabajo en equipo, lograron curar la peste que amenazaba con destruir todo lo que conocían.

El mundo mágico volvió a ser un lugar lleno de vida y alegría, donde las criaturas hablaban entre sí y los árboles daban frutos deliciosos. Y así, los magos aprendieron una gran lección: cuando trabajamos juntos podemos superar cualquier obstáculo y salvar al mundo. Y aunque hay momentos difíciles, siempre hay esperanza si no perdemos la fe en nosotros mismos.

FIN.

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