La caja de las emociones



Había una vez en el bosque, un zorro muy travieso llamado Zorrito, un ciervo valiente llamado Cervantino y un conejo curioso llamado Conejito. Los tres eran amigos y siempre se divertían juntos.

Un día, mientras jugaban cerca del río, Zorrito encontró algo brillante entre los arbustos. Era una caja mágica que tenía la capacidad de cambiar las emociones de quien la abriera. Sin pensarlo dos veces, Zorrito decidió abrir la caja para ver qué había dentro.

Cuando la caja se abrió, salió una nube de colores que envolvió a los tres amigos. De repente, Cervantino empezó a sentirse triste sin motivo aparente. "-No entiendo por qué me siento así", dijo Cervantino con voz triste.

Conejito fue el siguiente en ser afectado por la caja mágica y comenzó a reír sin parar. "-¡Ja ja ja! ¡Qué divertido es todo!", exclamaba Conejito riendo a carcajadas sin poder controlarse.

Zorrito no pudo evitar preocuparse al ver cómo sus amigos estaban cambiando tan rápidamente de emociones. Decidió cerrar la caja mágica para detener su efecto y buscar una solución para ayudar a sus amigos.

Con mucha astucia, Zorrito ideó un plan: llevaría a Cervantino al prado donde siempre jugaban y le recordaría todos los momentos felices que habían vivido juntos. Mientras tanto, pediría ayuda a los demás animales del bosque para hacerle compañía a Conejito y distraerlo de su risa constante.

Cuando Cervantino llegó al prado, Zorrito le mostró fotos y les contó historias divertidas de todas las aventuras que habían compartido. Poco a poco, la tristeza fue desapareciendo del rostro de Cervantino y una sonrisa volvió a iluminar su cara.

Mientras tanto, los animales del bosque se reunieron con Conejito y empezaron a jugar a las escondidas. Conejito se divirtió tanto buscándolos que se olvidó por completo de reír sin parar.

Al final del día, Zorrito logró que sus amigos recuperaran sus emociones normales. Los tres estaban muy contentos y aprendieron la importancia de expresar lo que sentían y cómo ayudarse mutuamente cuando algo no estaba bien.

Desde aquel día, Zorrito, Cervantino y Conejito siempre estuvieron atentos a las emociones de los demás. Aprendieron que todos tenemos diferentes emociones y que es importante escuchar y apoyarnos en momentos difíciles.

Y así, el zorro travieso, el ciervo valiente y el conejo curioso siguieron siendo grandes amigos en el bosque mágico donde vivían felices para siempre. Fin.

FIN.

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