La Caja Mágica de Gia



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanas llamadas Gia y Sofía. Gia era una niña morena con ojos marrones de 11 años que siempre había sido la niña no deseada de la familia.

Por otro lado, Sofía, su hermana menor de 7 años, siempre había sido la querida, la niña caprichosa que siempre tenía todo lo que pedía sin nunca hacer nada a cambio.

Gia se sentía triste y desanimada porque parecía que nadie le prestaba atención. Sus padres estaban ocupados complaciendo los deseos de Sofía y eso hacía sentir a Gia invisible. Pero ella no se rendiría tan fácilmente.

Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, Gia encontró una vieja caja mágica escondida entre los árboles. Curiosa como era, decidió abrirla y para su sorpresa, apareció un duende pequeñito.

"- Hola Gia - dijo el duende con voz suave -, soy Puck y estoy aquí para concederte tres deseos. "Gia estaba emocionada pero también un poco asustada. Nunca había conocido a un duende antes. Después de pensarlo cuidadosamente, decidió que usaría sus tres deseos para cambiar la forma en que su familia la veía.

Su primer deseo fue convertirse en una persona talentosa en algo único. Puck hizo brillar su varita mágica sobre ella y al instante Gia se convirtió en una increíble bailarina.

Bailaba con tanta gracia y elegancia que todos quedaron asombrados cuando le mostró sus habilidades a su familia. "- ¡Gia, eres increíble!" exclamó su mamá emocionada. "- Nunca supe que tenías tanto talento.

"Su segundo deseo fue que sus padres le prestaran más atención y la trataran con amor y cariño. Puck hizo brillar de nuevo su varita mágica y al instante, los ojos de sus padres se abrieron ante todo el amor que habían estado ignorando.

"- Gia, siempre te hemos amado mucho", dijo su papá arrepentido. "- No deberíamos haber dejado que Sofía acaparara toda nuestra atención. "El tercer deseo de Gia fue para Sofía. Deseaba que su hermana aprendiera el valor del esfuerzo y la gratitud.

Puck hizo brillar una vez más su varita mágica sobre Sofía y ella se encontró en medio de un jardín lleno de flores marchitas. Sofía se dio cuenta de que las cosas no siempre llegaban fácilmente y sin esfuerzo.

Aprendió a trabajar duro para cuidar las flores, regándolas todos los días hasta que volvieron a estar hermosas y coloridas.

Al finalizar los tres deseos, Gia se dio cuenta de algo importante: no necesitaba ser alguien especial o tener talentos extraordinarios para ser amada por su familia. Simplemente necesitaba ser ella misma. Desde aquel día, la relación entre Gia y Sofía cambió completamente. Las dos hermanas comenzaron a compartir momentos especiales juntas, apoyándose mutuamente en sus sueños e intereses.

La moraleja de esta historia es que todos somos únicos y especiales a nuestra manera. No necesitamos ser mejores que los demás para ser amados y valorados.

Solo debemos aprender a apreciarnos a nosotros mismos y a los demás por lo que somos. Y así, Gia descubrió el verdadero poder de la magia: el amor y la aceptación de sí misma. Y eso, queridos niños, es algo mucho más valioso que cualquier deseo mágico.

FIN.

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