La Calabaza Roja y la Estrella del Mar



Era una vez una calabaza roja llamada Pipo que vivía en un pequeño huerto junto al mar. Pipo era especial porque, cada vez que llegaban las fiestas navideñas, brillaba con un color intenso que hacía recordar a las estrellas del cielo nocturno. Las otras verduras del huerto la adoraban, y siempre esperaban el día en que podrían celebrar con ella.

Un día, mientras Pipo pasaba el rato soñando con las fiestas, sus amigos, la zanahoria Clara y el repollo Ramón, se acercaron a ella.

"¡Pipo!" - exclamó Clara "Ya casi es Navidad. ¿Qué planes tenés para celebrar?"

"No estoy segura..." - respondió Pipo, mirando al mar "Siempre he querido hacer algo diferente, algo que todos recordemos."

Entonces, Ramón sugirió: "¿Y si organizamos una fiesta en la playa para iluminar la noche con tu brillo?"

Pipo chisporroteó de emoción: "¡Eso sería maravilloso! Pero... ¿cómo haremos para que todos vengan?"

Clara pensó por un momento y dijo: "Podemos invitar a todas las criaturas del mar. Siempre nos cuentan historias mágicas, ¡serán un gran aporte!"

Y así, los tres amigos comenzaron a planear la mejor fiesta navideña en la playa. Prepararon invitaciones con algas y caracoles, y las repartieron por todo el mar.

Pasaron los días, y llegó el tan esperado momento. El sol se escondió en el horizonte mientras Pipo, Clara y Ramón decoraban la orilla.

Pero cuando estaba a punto de caer la noche, algo inesperado sucedió. Desde el agua, emergió la Estrella del Mar, una antigua criatura respetada por todos los habitantes del océano.

"Hola, amigos. ¿Qué están haciendo aquí?" - preguntó la Estrella del Mar con curiosidad.

"Vamos a celebrar la Navidad con una fiesta en la playa!" - contestó Pipo con entusiasmo "¿Te gustaría unirte?"

La Estrella del Mar sonrió y respondió: "Claro, pero tengo un pequeño problema... No tengo una luz brillante como la tuya para iluminar la fiesta."

Pipo se sintió un poco triste al escuchar esto. "¿Y qué haremos entonces?"

"No te preocupes!" - dijo la Estrella "Siempre he querido brillar más. Si me das un poco de tu luz, prometo iluminar todo el mar. Será mágico."

Pipo dudó. Compartir su luz era algo que nunca había hecho, pero al ver la esperanza en los ojos de la Estrella del Mar, decidió intentarlo.

"Está bien, compartiré un poco de mi brillo."

Al instante, la calabaza roja empezó a resplandecer y, poco a poco, una porción de su luz se fue hacia la Estrella del Mar, quien comenzó a brillar como nunca antes.

"¡Gracias, Pipo! Esto es increíble!" - gritó la Estrella "¡Ahora podremos hacer que esta Navidad sea inolvidable para todos!"

Y así, la fiesta comenzó. Amigos de todo el océano llegaron: peces de colores, delfines danzantes y hasta algunas tortugas curiosas. Cada uno trajo un regalo especial: algunas conchas, hojas de algas brillantes y muchas historias.

Mientras la música sonaba, Pipo se dio cuenta de algo importantísimo.

"¡Lo más bonito de esta celebración es compartir!" - dijo emocionada.

Todos brindaron por la amistad, la solidaridad y lo especial que es iluminar la vida de los demás.

La Estrella del Mar organizó un espectáculo de luces en la playa, y juntos, brillaron tanto que incluso las estrellas del cielo descendieron a unirse. La playa se llenó de risas y alegría, y la historia de la fiesta navideña de Pipo se contó durante muchas generaciones.

Así, la calabaza roja, el repollo Ramón, la zanahoria Clara y la Estrella del Mar descubrieron que la verdadera magia de la Navidad está en compartir y ayudarse mutuamente. Y desde ese día, Pipo siempre se sintió feliz de compartir su luz, sabiendo que al dar, recibía aún más alegría a cambio.

Fin.

FIN.

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