La calabaza roja y valiente
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Calabazalandia, vivía un joven llamado Tomás. Tomás era un niño muy curioso y aventurero, siempre buscando nuevas experiencias que lo llenaran de emoción.
Un día, mientras exploraba el bosque encantado cerca de su casa, se encontró con una extraña calabaza roja brillante. Le llamó la atención y decidió llevarla a su hogar para mostrarle a sus amigos.
Al llegar a casa, Tomás colocó la calabaza en la mesa de la cocina. De repente, sin previo aviso, comenzó a salir sangre de la calabaza.
Tomás se asustó mucho y gritó: "¡Mamá! ¡Papá! ¡La calabaza está sangrando!"Sus padres corrieron hacia la cocina y también quedaron sorprendidos al ver aquella escena inusual. Sin embargo, en lugar de entrar en pánico como todos esperaban, sus padres mantuvieron la calma y dijeron: "Tomás, no te preocupes. Vamos a descubrir qué está pasando".
Decidieron llevar la calabaza al cementerio del pueblo para pedir ayuda al viejo Sabino, quien era conocido por ser sabio e inteligente. Al llegar al cementerio del pueblo junto con Sabino, vieron algo increíble: todas las demás tumbas estaban cubiertas de miedo.
Parecían temblar y emitir sonidos extraños. Sabino les explicó que el cementerio estaba bajo el hechizo del Miedo Oscuro desde hacía muchos años. Este hechizo hacía que todo aquel que entrara en el cementerio se llenara de miedo y que las tumbas sangraran.
Tomás, valiente como siempre, dijo: "No podemos dejar que el Miedo Oscuro controle nuestro pueblo.
¡Debemos encontrar una manera de liberarlo!"Sabino asintió y les contó sobre una antigua leyenda que decía que solo un corazón valiente podría romper el hechizo del Miedo Oscuro. Pero para hacerlo, debían superar tres pruebas desafiantes. La primera prueba consistía en enfrentar su mayor miedo.
Tomás tenía miedo a las alturas, pero con la ayuda de sus amigos y familiares, logró superarlo al subir a un árbol alto y agarrarse fuertemente a las ramas. La segunda prueba era ayudar a alguien más a vencer su miedo. Tomás encontró a Martina, una niña del pueblo que tenía miedo de los perros.
Juntos fueron al parque donde había muchos perros amigables y poco a poco Martina comenzó a perder el miedo. La tercera prueba era enfrentarse al Miedo Oscuro en el cementerio.
Tomás decidió entrar solo mientras sus padres y Sabino esperaban afuera con fe en su corazón valiente. Dentro del cementerio, Tomás se encontró rodeado por sombras terroríficas que intentaban asustarlo.
Pero él se mantuvo firme y recordó todo lo aprendido hasta ese momento: no tener miedo es posible si confiamos en nosotros mismos. Con cada paso hacia adelante, las sombras se volvieron más débiles hasta desaparecer completamente. El hechizo del Miedo Oscuro fue roto gracias al coraje de Tomás.
Al salir del cementerio, todo el pueblo lo esperaba con aplausos y alegría. Todos se dieron cuenta de que no debían dejar que el miedo los controlara y que podían superarlo juntos. Desde aquel día, Calabazalandia se convirtió en un lugar lleno de valentía y confianza.
Y la calabaza roja brillante que sangraba se transformó en una fuente de inspiración para todos, recordándoles que no hay límites cuando uno cree en sí mismo.
Y así, gracias a la valentía de Tomás, el pueblo aprendió a enfrentar sus miedos y vivir sin temor. Fin.
FIN.