La cama del gato aventurero
Beltrán era un niño muy activo y curioso. Siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir y cosas nuevas para aprender.
Le encantaba jugar con sus amigos del jardín de infantes, construir castillos de arena en la playa y hacer manualidades en casa. Pero su mayor pasión eran los animales, especialmente su gato Lolo y su perro Theo. A veces parecía que Beltrán estaba más interesado en jugar con ellos que con sus amigos humanos.
Le encantaba correr detrás de ellos, hacerles cosquillas y ver cómo se divertían juntos.
Un día, mientras jugaba con Lolo en el jardín trasero de la casa, Beltrán tuvo una idea loca: quería construir una cama especial para el gato usando materiales reciclados. Corrió a buscar cartones vacíos, tijeras y pegamento mientras Lolo lo observaba desde lejos. "Mira, Lolo", dijo Beltrán emocionado mientras mostraba su creación al gato. "Es una cama nueva para ti".
Lolo miró la cama con desconfianza antes de saltar sobre ella y comenzar a ronronear felizmente. "¡Lo logré!", exclamó Beltrán saltando de alegría. Sin embargo, cuando llegó la hora de dormir esa noche, Lolo no quiso usar la nueva cama.
En cambio, prefirió acurrucarse en el regazo de Dylan como siempre hacía. Beltrán se sintió triste e incluso un poco decepcionado consigo mismo por haber creado algo que no funcionaba como había planeado.
Pero después recordó algo importante: aunque las cosas no siempre salen como uno espera, eso no significa que deba dejar de intentarlo. "No importa, Lolo", dijo Beltrán acariciando al gato. "Tal vez mañana tengamos una mejor idea".
Y así fue: al día siguiente, Beltrán construyó un túnel de cartón para que Lolo pudiera correr y jugar. Esta vez, el gato lo amó y pasó horas explorando su nuevo juguete.
Beltrán aprendió una valiosa lección ese día: nunca hay que rendirse ante la primera dificultad y siempre se puede encontrar una solución creativa a los problemas. Desde entonces, siguió creando cosas nuevas e imaginativas para sus amigos animales y humanos por igual.
FIN.