La camisa del hombre feliz
Érase una vez en un lejano reino, donde la primavera siempre parecía sonreír, un hombre llamado Ivo que vivía en un pequeño pueblo. Era conocido por su increíble alegría y su risa contagiosa. Con sus sueños llenos de colores y su corazón lleno de amor, Ivo nunca dejaba que nada arruine su felicidad. Un día, mientras paseaba por el mercado con su camisa de rayas brillante, el hijo del zar, un joven príncipe llamado Alexei, lo vio.
"¡Qué hombre tan alegre!" - exclamó Alexei, sorprendido por la energía de Ivo.
Ese día, Alexei decidió hacer algo especial. Quería que todos en el reino disfrutaran de un poco de la felicidad de Ivo. Así que ordenó a sus emisarios:
"¡Vayan y quítenle la camisa a ese hombre y tráiganmela! Le daré una recompensa enorme y haré que todos en el reino puedan aprender de su felicidad".
Los emisarios, un tanto confundidos pero obedientes, se dirigieron rápidamente hacia donde estaba Ivo. Cuando llegaron, lo encontraron bailando entre los puestos del mercado, riendo y hablando con los niños del pueblo.
"¡Ivo!" - dijo uno de los emisarios con una voz seria. "El príncipe Alexei ordena que nos entregues tu camisa. La necesita para enseñar a todos sobre la alegría".
Ivo los miró fijamente, con una expresión de sorpresa pero también de entendimiento. Sabía que su camisa era especial, pero su felicidad no dependía de ella.
"¿Pero por qué me quitan la camisa, si yo soy feliz como soy?" - preguntó Ivo con una sonrisa. "Mi alegría viene de mi corazón, no de mis ropas".
Los emisarios se miraron entre ellos, desconcertados por el ingenio de Ivo.
"Entendemos tu punto, pero nuestro deber es llevar la camisa al príncipe" - dijo uno de los emisarios.
Ivo reflexionó brevemente.
"Está bien, pueden llevarse la camisa, pero solo si me prometen que compartirán mi mensaje de felicidad con el rey y el pueblo".
Los emisarios asintieron, intrigados por la propuesta. Así que Ivo se quitó la camisa, que brillaba con colores vibrantes, y se la entregó.
Cuando los emisarios regresaron al palacio del zar, Alexei esperaba impaciente.
"¿Dónde está la camisa?" - preguntó con emoción.
"Aquí la traemos, pero Ivo tiene un mensaje para vos" - explicó uno de los emisarios. "Dijo que la felicidad no depende de lo que llevemos puesto, sino de lo que llevamos en nuestros corazones".
Alexei quedó boquiabierto.
"¿De veras?" - pensó.
Decidió entonces invitar a Ivo al palacio, quería escuchar más sobre su percepción de la vida. Cuando el hombre feliz llegó, fue recibido con alegría.
"Ivo, cuéntame, ¿por qué eres tan feliz?" - inquirió Alexei.
"La verdadera felicidad viene de las pequeñas cosas. Sonríe a los demás, ayuda a quien lo necesita, vive el presente y siempre mira las maravillas que te rodean" - respondió Ivo.
Alexei asintió, entendiendo que tenía mucho que aprender de un hombre que no tenía riquezas, pero que era más rico en felicidad que cualquier rey.
Así fue como el príncipe Alexei decidió organizar un gran festival en el reino, donde todos pudieran compartir historias de alegría y donde Ivo sería el invitado de honor.
El día del festival, el palacio se llenó de risas, música y danzas. Ivo se convirtió en el héroe de la jornada, enseñando a todos que la felicidad no está en las posesiones materiales, sino en compartir y disfrutar cada momento de la vida.
Al final del día, Alexei se acercó a Ivo. "Gracias por enseñarme el valor de la alegría verdadera. A partir de hoy, voy a ser un príncipe que busca la felicidad y la comparte con el pueblo".
Y así, el reino cambió. La gente empezó a reír más, a abrazar más, a compartir más, y lo más importante, a ser más felices.
Ivo no solo le había dado al príncipe su camisa, sino también una forma de vida. Desde ese momento, el hombre feliz siguió su camino, sin camisa pero con un corazón aún más alegre.
Y que el tiempo no borre la memoria de aquel día en que las risas llenaron el reino y la verdadera felicidad se convirtió en el verdadero tesoro.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.