La Canasta Mágica
Fabiana era una madre amorosa que vivía con su hijo Leonidas en un pequeño departamento de barrio. A pesar de tener solo dos miembros en su familia, siempre estaba lleno de risas y alegría. Leonidas, un chico alto y divertido, pasaba horas jugando al básquet en la plaza cercana.
Una tarde, mientras Fabiana preparaba la cena, escuchó un ruido extraño desde el balcón. Se asomó y encontró a Leonidas mirando una canasta de básquet que se movía sola.
"¡Mami, mirá! La canasta está solita, parece que quiere jugar con nosotros!" - exclamó Leonidas.
Fabiana no podía creer lo que veía. Se acercaron, y la canasta, brillando con un resplandor especial, les habló.
"Hola Fabiana y Leonidas. Soy la Canasta Mágica. Vengo a ofrecerles un desafío. Si logran encestar tres veces, cumpliré un deseo de cada uno. Pero deben trabajar en equipo. ¿Aceptan?" - dijo la canasta.
Leonidas, emocionado, miró a su mamá y le preguntó:
"¿Viste, mami? ¡Esto es increíble! ¿Aceptamos?" -
"Suena divertido, pero debemos ser responsables. ¡A trabajar en equipo!" - respondió Fabiana.
Se posicionaron en la línea de tiro. Leonidas lanzó la pelota con todas sus fuerzas, pero falló.
"Vamos, mami, ¡tú puedes!" - le gritó. Fabiana tomó aire y lanzó la pelota. Esta entró en la canasta. La canasta brilló nuevamente.
"¡Solo quedan dos!" - animó la canasta.
La segunda ronda llegó, y nuevamente la canasta dijo:
"Recuerden, trabajar en equipo. ¡Confíen uno en el otro!" -
Fabiana le sonrió a Leonidas.
"Esta vez vamos juntos. Te pasaré la pelota justo antes de que dispares. ¿Listo?" -
"Sí, mami, ¡vamos!" -
Leonidas recibió la pelota, dribló un par de veces y disparó. ¡BAM! ¡Encestó! Ambos gritaron de felicidad. Solo quedaba una oportunidad.
La presión aumentaba. Leonidas dijo:
"Mami, ¿qué pasa si no logramos encestar la última?" -
"Lo importante es que lo intentemos juntos. Cada intento nos hace mejores. ¿Te acuerdas de las veces que ensayaste para el torneo?" -
"Sí, muchas veces me caí, pero volví a levantarme. ¡Vamos!" -
La canasta dijo:
"Solo una más. Si creen en ustedes mismos, todo es posible. ¡Adelante!" -
Leonidas tomó la decisión de intentar encestar de nuevo, confiando en su mamá. Espiando un poco más al horizonte, se preparó, dribló, y antes de lanzar, miró a su mamá.
"Juntos, ¡puedo hacerlo!" - dijo, y lanzó la pelota con todo su esfuerzo. Esta fue directo a la canasta, ¡y entró!"¡Lo logramos!" - gritaron ambos juntos.
La canasta brilló intensamente y dijo:
"¡Excelente trabajo, equipo! ¿Cuáles son sus deseos?" -
"Yo quiero poder jugar en un equipo de básquet de verdad!" - pidió Leonidas.
"Y yo deseo que nunca falte alegría y amor en nuestra familia" - agregó Fabiana.
La Canasta Mágica sonrió y, al instante, una membresía de un equipo de basquet y un libro sobre juegos en familia aparecieron frente a ellos.
"A partir de hoy, la alegría y el trabajo en equipo serán siempre sus compañeros. ¡Sigan disfrutando y aprendiendo juntos!" -
Y así, Fabiana y Leonidas continuaron su camino, cada vez más unidos, confiando en el poder del amor y el trabajo en equipo. Desde entonces, nunca fallaron en recordar que la verdadera magia se encuentra en hacer las cosas juntos.
FIN.