La canción dormida



Había una vez en el bosque encantado, un grupo de animales muy especiales. Entre ellos se encontraba Noite, una coruja muy sabia y amante de la música.

Siempre estaba despierta durante la noche, observando las estrellas y escuchando los sonidos del bosque. Noite tenía muchos amigos con los que compartía su pasión por la música: Pedro el zorro guitarrista, Lola la liebre pianista y Max el ratón percusionista. Juntos formaban una banda llamada "Los Sonidos del Bosque".

Una tarde soleada, mientras Noite volaba de árbol en árbol buscando a sus amigos para ensayar, se dio cuenta de que todos estaban durmiendo plácidamente bajo la sombra de un gran roble. "No puede ser", pensó Noite preocupada.

"¿Cómo es posible que mis amigos no estén practicando? La música nos une y nos hace felices". Decidida a despertarlos, Noite comenzó a tocar su flauta mágica con melodías suaves pero llenas de energía.

Sin embargo, ni Pedro ni Lola ni Max se movieron siquiera. "¡Necesito ayuda!", exclamó Noite desesperada. Fue entonces cuando recordó al viejo sabio del bosque: Don Leónidas, un león muy sabio conocido por sus consejos acertados.

Volando rápidamente hacia la cueva de Don Leónidas, Noite contó lo que había pasado y cómo quería ayudar a sus amigos a encontrar nuevamente su pasión por la música. Don Leónidas escuchó atentamente y dijo: "No te preocupes Noite, tengo algo especial que podría ayudarte.

Existe una antigua planta mágica llamada —"Melodiosa"  que tiene el poder de despertar los corazones dormidos". Noite, emocionada por la idea, siguió a Don Leónidas hasta un claro en el bosque donde crecían las Melodiosas.

Juntos recolectaron algunas flores y regresaron al árbol donde sus amigos estaban durmiendo. Con mucho cuidado, Noite colocó una flor de Melodiosa cerca de cada uno de ellos y tocó su flauta mágica con melodías llenas de amor y alegría.

De repente, Pedro comenzó a moverse al ritmo de la música. Abrió los ojos y dijo: "¡Qué hermoso sonido! ¿Dónde estamos?". Lola también despertó y exclamó: "¡La música ha vuelto a mi vida! ¡Qué maravilla!".

Max fue el último en despertar, pero cuando lo hizo, comenzó a tocar sus tambores con tanta energía que todos se contagiaron del espíritu musical. Desde ese día, "Los Sonidos del Bosque" volvieron a ensayar juntos todas las tardes.

La música llenaba el aire del bosque y animaba a todos los animales a bailar y cantar. Noite aprendió que la amistad es como una canción: si no se cuida y se alimenta con amor y pasión, puede quedarse dormida.

Pero cuando se despierta nuevamente, es capaz de crear momentos mágicos e inolvidables para todos. Y así fue como Noite coruja logró inspirar a sus amigos músicos para seguir tocando juntos y compartir su alegría con todos los seres del bosque.

FIN.

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