La Caperucita Valiente
Había una vez en un lejano pueblo, una niña llamada Rosita, a quien todos conocían como La Caperucita por el hermoso abrigo rojo que siempre llevaba puesto.
Un día, su mamá le pidió que llevara una cesta con dulces a su abuelita, que vivía al otro lado del bosque. "Rosita, ten mucho cuidado con el lobo que anda suelto por el bosque. No hables con extraños y mantente en el camino", le advirtió su mamá.
Rosita asintió y se despidió con un beso, emprendiendo su camino al bosque. Mientras caminaba, se cruzó con el amable leñador, quien le advirtió nuevamente sobre el peligro del lobo. "No te preocupes, señor Leñador, sé cuidarme", respondió valientemente Rosita.
Decidida a ser valiente, se adentró en el bosque, tarareando una canción para ahuyentar el miedo. De repente, el lobo apareció frente a ella, con ojos brillantes y una sonrisa astuta. "¿A dónde vas con tanta prisa, Caperucita?", preguntó el lobo con voz suave.
"Voy a visitar a mi abuelita, que vive al otro lado del bosque", respondió Rosita con firmeza. El lobo, sorprendido por la valentía de la niña, intentó persuadirla para que se desviara del camino, pero Rosita se mantuvo firme.
Al llegar a la casa de su abuelita, golpeó la puerta y entró para encontrar al lobo disfrazado. Sin embargo, en ese momento, el leñador llegó y rescató a Rosita y a su abuelita.
Desde ese día, Rosita entendió la importancia de ser valiente y astuta, y nunca más volvió a temer al lobo.
La valentía de La Caperucita se convirtió en ejemplo para todos los niños del pueblo, recordándoles que siempre deben enfrentar sus miedos y desafiar los peligros con astucia y valentía.
FIN.