La Capucha Roja y el Bombero Firebot



En un bosque de colores vibrantes, una niña de capucha roja se dirigía emocionada a visitar a su querida abuela. Ella llevaba una canasta llena de delicias, listas para sorprender a la abuela. Mientras caminaba, el sol brillaba en el cielo y los pájaros cantaban alegres.

"¡Qué día tan hermoso!", pensó la niña sonriendo, sin imaginar que un lobo feroz la estaba observando desde detrás de un árbol.

De repente, el lobo salió de su escondite. Era grande, con unos ojos amarillos y una sonrisa astuta.

"Hola, niña de capucha roja. ¿A dónde vas con esa canasta?", preguntó el lobo con voz suave pero amenazante.

La niña, asustada pero valiente, respondió:

"Voy a visitar a mi abuela. ¡Déjame pasar!"

"¿Tu abuela?", dijo el lobo con una risa burlona. "Creo que tengo un plan mejor para ti..."

Sin tiempo que perder, el lobo la atrapó entre sus garras. Pero justo en ese momento, un brillante camión de bomberos apareció en la escena. Era el Bombero Firebot, un robot valiente que viajaba por una carretera llena de figuras geométricas de colores: triángulos azules, círculos verdes, cuadrados rojos y rectángulos amarillos.

"¡Alto ahí, lobo!", gritó Firebot con su voz metálica.

"¿Qué te trae por aquí, pequeño robot?", contestó el lobo, arrogante.

"Vine a rescatar a esta valiente niña. ¡Su abuela la está esperando!"

El lobo, sintiéndose amenazado, empezó a retroceder, pero no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente.

"¡Esto no ha terminado!", dijo, antes de correr hacia el bosque.

"Gracias, Firebot. Eres un verdadero héroe", dijo la niña, aún temblando de miedo.

"No hay de qué, el trabajo de un bombero es ayudar a los que lo necesitan. Vamos a buscar a tu abuela", respondió Firebot, dándole una sonrisa amable.

Juntos, decidieron tomar la carretera llena de figuras geométricas. Durante el viaje, Firebot le enseñó sobre colores y formas, y cómo pueden encontrarse en todas partes, desde la naturaleza hasta las viviendas.

"Mirá ese triángulo azul ahí, es como las montañas. Y esos círculos verdes son como los arbustos", explicó Firebot.

"Es verdad, y esos cuadrados rojos parecen las ventanas de las casas", agregó la niña, sonriendo al darse cuenta de los detalles que le rodeaban.

Mientras continuaban su travesía, en el fondo del bosque, el lobo feroz planeaba su próximo movimiento. Había escuchado la charla entre la niña y Firebot y se dio cuenta de que, para capturarla nuevamente, necesitaría un plan más astuto. Así que se disfrazó de otro viajero para intentar engañarlos.

Al llegar a la casa de la abuela, Firebot dijo:

"Aquí estamos, pero tengamos cuidado. ¡Puede que el lobo esté por aquí!"

La niña, llena de curiosidad, miró por la ventana y vio al lobo disfrazado con una gorra y una bufanda.

"¡Ese es el lobo! ¡No nos engañará!", exclamó.

Firebot la miró y dijo:

"Vamos a proteger a tu abuela y a ti. Debemos ser astutos como el lobo. Utilizaremos los colores y las figuras para confundirlo. ¿Tienes una idea?"

La niña pensó unos segundos y dijo:

"Podríamos usar una gran manta roja para atraerlo y, cuando se acerque, ¡sabremos que es un lobo!"

Así que, en lugar de abrir la puerta, la niña colocó la manta roja visible desde la ventana.

"¡Vamos, lobo!", lo desafió desde adentro.

El lobo, al ver la manta roja, se acercó emocionado. Pero justo en ese momento, Firebot activó sus luces de colores y comenzó a girar, haciendo que el lobo se distrajera con el espectáculo de luces.

"¡Ahora!", gritó Firebot mientras la niña abría la puerta y se asomaba con una sonrisa.

"¡Tienes que irte de aquí, lobo!".

Al verse descubierto, el lobo no tuvo más opción que salir corriendo, dejando atrás su disfraz y su plan.

"¡No me atraparán esa vez!", gritó mientras desaparecía entre los árboles.

"¡Lo logramos!", exclamó la niña, abrazando a Firebot.

"Siempre hay que ser astuto en la vida. Y, además, ¡los colores y las figuras pueden ayudarnos a ver las cosas de manera diferente!"

Finalmente, la abuela salió de la casa, aliviada de ver a su nieta a salvo.

"¿Qué pasó aquí?", preguntó con preocupación.

"¡Tuvo que ver con un lobo, pero un bombero robot nos salvó!".

La abuela sonrió ampliamente y agradeció a Firebot.

"Eres un héroe. Gracias a vos, mi capuchita ha vuelto a casa“.

Firebot se despidió, prometiendo volver cuando fuera necesario y recordando siempre que ayudar a los demás es lo más importante. Y así, la niña de capucha roja aprendió que con valentía, ingenio y un buen amigo, ¡podía superar cualquier desafío!

Desde ese día, cada vez que se ponía su capucha roja, sabía que podía enfrentar cualquier lobo que apareciera en su camino, armada con el conocimiento de formas y colores.

FIN.

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