La Caracera Rugbista
Había una vez una carera llamada Dea Mesi, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde muy pequeña, Dea siempre había soñado con ser una gran deportista y destacarse en cualquier disciplina que se propusiera.
Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Dea vio a un grupo de niños jugando al rugby. Quedó fascinada por la energía y la pasión con la que se desarrollaba ese deporte.
Decidió acercarse y preguntar si podía unirse a ellos. Los niños aceptaron encantados y le explicaron las reglas básicas del rugby.
Aunque al principio Dea no entendió muy bien cómo funcionaba el juego, no se dio por vencida y decidió aprender todo lo necesario para jugarlo correctamente. Así comenzó su aventura en el mundo del rugby. Entrenaba todos los días después de la escuela, practicando lanzamientos de pelota y mejorando su resistencia física.
A pesar de ser la única niña entre todos los chicos, Dea demostraba una dedicación inigualable. Pero pronto enfrentaría su primer obstáculo: el equipo rival más fuerte de la región desafió a su equipo a un partido amistoso.
Todos sus compañeros estaban preocupados y dudaban si podrían ganarle al equipo contrario. Dea se dio cuenta de que necesitaban confiar en sí mismos para tener alguna oportunidad de éxito. Les habló con determinación:"Chicos, sé que el otro equipo es fuerte, pero nosotros también tenemos nuestras fortalezas.
Si trabajamos juntos como un verdadero equipo y damos lo mejor de nosotros, podemos lograrlo. ¡Confíen en sí mismos!"Sus palabras llenaron de ánimo a sus compañeros y decidieron seguir adelante con el desafío.
Durante los días previos al partido, entrenaron más duro que nunca y se apoyaron mutuamente. Llegó el día del partido y el estadio estaba lleno de espectadores ansiosos por ver quién ganaría. El equipo contrario lucía imponente, pero Dea no se dejó intimidar.
El partido comenzó y ambos equipos daban lo mejor de sí. Dea demostraba una velocidad increíble mientras esquivaba a los jugadores rivales y avanzaba hacia la línea de gol contraria. Con cada jugada, su confianza crecía aún más.
El marcador estaba muy parejo cuando llegó el momento decisivo. Quedaban pocos segundos para que terminara el partido y Dea tenía la oportunidad de anotar un try que les daría la victoria a su equipo.
Con determinación, corrió lo más rápido que pudo mientras evitaba los embates del equipo rival. Saltó por encima de un jugador que intentaba bloquearla y logró cruzar la línea justo antes de que sonara el silbato final.
La multitud estalló en aplausos y gritos de alegría. El equipo de Dea había ganado contra todo pronóstico gracias a su valentía y trabajo en equipo. Desde aquel día, Dea Mesi se convirtió en una leyenda del rugby infantil en su pueblo.
Inspiró a muchos niños a perseguir sus sueños sin importar las dificultades que pudieran encontrar en el camino.
Y así fue como una carera llamada Dea Mesi demostró que el verdadero éxito no está en ganar siempre, sino en nunca rendirse y confiar en uno mismo.
FIN.