La Carga Perdida



Había una vez en el barrio de La Perla, en la ciudad de Medellín, un grupo de amigos muy pilos que siempre andaban buscando aventuras. Estaban conformados por El Mono, El Chino, La Gorda y La Flaca.

Un día, mientras estaban sentados en la esquina tomando aguardiente y comiendo chicharrón, se les acercó un señor muy extraño. Era bajito y tenía unos ojos saltones que parecían mirar para todos lados al mismo tiempo.

- ¿Qué hubo parcero? -saludó El Mono con confianza. - Buenas tardes muchachos -respondió el señor-. Me llamo Don Pepe y necesito su ayuda. - ¿Nuestra ayuda? ¿Para qué? -preguntó incrédulo El Chino.

- Verán muchachos, tengo un negocio de frutas y verduras en el mercado central. Pero esta mañana me han robado toda mi mercancía y no sé qué hacer. Necesito recuperarla antes de que sea tarde. Los amigos se miraron entre sí con desconfianza.

No sabían si podían confiar en ese señor tan raro. - Mire Don Pepe -dijo La Gorda-, nosotros somos gente trabajadora pero también tenemos nuestra reputación que cuidar. No nos gusta meternos en problemas ajenos. - Lo entiendo muchacha -respondió Don Pepe-.

Pero les aseguro que este robo ha sido obra del Cartucho, una banda peligrosa de ladrones que opera por aquí cerca. Si no hacemos algo rápido, quién sabe cuántas personas más serán víctimas de ellos...

Los amigos se quedaron pensativos por un momento. Sabían que el Cartucho era una banda muy peligrosa y que no se metían con ellos a la ligera. - Está bien Don Pepe -dijo La Flaca finalmente-. Nosotros lo ayudaremos.

Pero necesitamos un plan. Don Pepe les explicó su idea: ir al mercado central disfrazados de vendedores ambulantes y hacerse pasar por compradores para infiltrarse en la banda del Cartucho y recuperar su mercancía robada.

Los amigos aceptaron el plan y se pusieron manos a la obra. Consiguieron disfraces, armaron un carro con cajas de frutas vacías y se dirigieron al mercado central. Al principio todo parecía ir bien.

Lograron ganarse la confianza de los ladrones del Cartucho y descubrieron dónde tenían escondida la mercancía robada. Pero justo cuando estaban a punto de recuperarla, algo salió mal... De repente apareció un policía encubierto que había estado siguiendo a los amigos desde el barrio La Perla.

Los ladrones intentaron escapar pero fueron atrapados por las autoridades. Los amigos pensaron que habían fracasado, pero Don Pepe les dio las gracias por haberlo ayudado e incluso les ofreció trabajo en su negocio de frutas y verduras.

A partir de ese día, El Mono, El Chino, La Gorda y La Flaca aprendieron que siempre hay alguien que necesita ayuda en nuestra comunidad y que juntos podemos hacer grandes cosas para mejorar nuestras vidas.

FIN.

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