La carrera acuática de Pileta
Había una vez una pequeña niña llamada Pileta, a quien le encantaba nadar. Todos los días, ella se dirigía a la piscina más cercana para practicar y mejorar sus habilidades en el agua.
Un día, mientras caminaba hacia la piscina, Pileta vio un grupo de liebres jugando en una rotonda cercana. Se detuvo por un momento para observarlas y notó que parecían muy divertidas mientras saltaban y corrían.
De repente, tuvo una idea: ¿por qué no combinar su amor por nadar con su fascinación por las liebres? Así que decidió crear un juego de natación inspirado en ellas. Pileta construyó una carpa inflable cerca de la piscina y llenó el área con flotadores en forma de delfines.
También entrenó a su perro Filipo para actuar como un salvavidas durante el juego. Una vez que todo estuvo listo, invitó a las liebres a participar en su juego de natación.
Al principio, las liebres parecían escépticas y nerviosas alrededor del agua. Pero Pileta les enseñó cómo usar los flotadores y cómo moverse con seguridad en el agua.
Pronto, todos estaban disfrutando juntos del juego: saltando olas creadas por Filipo, corriendo alrededor de los flotadores como si fueran obstáculos e incluso haciendo carreras acuáticas entre ellos mismos. Durante todo el día jugaron juntos hasta que llegó la hora del atardecer. Las liebres se despidieron emocionadas prometiendo volver pronto para seguir divirtiéndose juntos.
Pileta se sintió muy feliz de haber creado algo que todos pudieran disfrutar y aprender juntos. Aprendió que no importa cuán diferentes sean las criaturas, siempre habrá algo en común para compartir y divertirse juntos.
Desde aquel día, la piscina se convirtió en un lugar mágico donde animales de todas partes venían a jugar con Pileta y su grupo de amigos acuáticos. Y así, ella vivió feliz para siempre, rodeada de amor y diversión.
FIN.