La Carrera contra el Tiempo


en un pequeño café de la ciudad. Fernanda era una joven muy aplicada en sus estudios y siempre se esforzaba por hacer las cosas bien, pero esta vez el tiempo no estaba de su lado.

Cuando Fernanda llegó a casa después de su turno en el café, encontró a Agatha esperándola impaciente en la puerta. "¡Agatha! ¡La profesora nos ha dado solo una semana para terminar el trabajo!", exclamó Fernanda con preocupación.

Agatha, siendo una gata muy inteligente y astuta, sabía que debían ponerse manos a la obra cuanto antes. Se acercó a Fernanda y le dio un suave roce con su cabeza como si estuviera diciéndole "tranquila, juntas lo lograremos".

Así que esa misma noche comenzaron a trabajar en el proyecto. Se sentaron frente al escritorio y sacaron todos los materiales necesarios: lápices de colores, papel, pegamento y mucha creatividad.

- Agatha, necesitamos pensar rápido cómo vamos a hacer esto en tan poco tiempo -dijo Fernanda mientras hacía cálculos mentales-. Tenemos seis noches para completarlo, así que debemos organizarnos bien. Agatha miró fijamente a Fernanda con sus ojos verdes brillantes y luego saltó sobre la mesa.

Con su patita derecha comenzó a mover algunos papeles hasta formar una especie de cronograma improvisado. - Mira Fernanda -dijo Agatha señalando los papeles-, aquí podemos dividir el trabajo por noches. Cada noche nos enfocaremos en una parte del proyecto y así podremos avanzar rápidamente.

Fernanda observó detenidamente el plan de Agatha y asintió con entusiasmo. Estaba impresionada por la inteligencia de su felina amiga. Durante las siguientes noches, Fernanda y Agatha trabajaron incansablemente en el proyecto.

Se turnaban para investigar, escribir, dibujar y recortar. Aprovechaban cada minuto al máximo y se apoyaban mutuamente cuando la fatiga comenzaba a hacerse presente.

En la tercera noche, mientras buscaban información en internet sobre el tema del proyecto, encontraron un video inspirador de una científica argentina que había logrado grandes avances en su campo. - Fernanda -dijo Agatha emocionada-, ¡mira esto! Esta científica argentina nos muestra que con perseverancia y pasión podemos superar cualquier obstáculo. Si ella pudo hacerlo, nosotros también podemos.

Fernanda sonrió y se sintió motivada por las palabras de su amiga gatuna. Juntas continuaron trabajando con más fuerza que nunca. Llegó la última noche antes de entregar el trabajo.

Fernanda estaba agotada pero sabía que debían dar lo mejor de sí mismas hasta el final. - Agatha -susurró Fernanda mientras sostenía un lápiz en su mano temblorosa-, solo nos queda esta noche para terminarlo todo.

¿Crees que podremos lograrlo? Agatha saltó sobre los hombros de Fernanda y ronroneó tranquilizadora mente. Era como si le estuviera diciendo "confía en ti misma". Con ese último impulso de ánimo, Fernanda se concentró al máximo y completó cada detalle del proyecto junto a Agatha.

Trabajaron hasta altas horas de la madrugada, sin rendirse ni un segundo. Cuando salió el sol, Fernanda y Agatha se miraron orgullosas del trabajo que habían logrado en tan poco tiempo. Sabían que habían dado lo mejor de sí mismas y estaban satisfechas con el resultado.

Llegó el momento de entregar el proyecto en clase. La profesora estaba sorprendida al verlo terminado y bien hecho. - Fernanda -dijo la profesora con asombro-, me has dejado impresionada con tu dedicación y esfuerzo.

Este trabajo es excelente. Fernanda sonrió y agradeció a su amiga Agatha por estar siempre a su lado, apoyándola en cada paso del camino.

Desde ese día, Fernanda aprendió que no importa cuánto tiempo tengamos para hacer algo difícil, lo importante es creer en nosotros mismos y trabajar con determinación. Y así fue como Fernanda y Agatha demostraron que juntas pueden superar cualquier desafío que se les presente.

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