La carrera de la amistad


Había una vez un ratón llamado Rodolfo y una rana llamada Renata que vivían en el bosque. Ambos eran muy amigos y siempre competían para ver quién era más rápido.

Un día, decidieron organizar una carrera para determinar de una vez por todas quién era el animal más veloz. Rodolfo y Renata se encontraron en la orilla de un hermoso lago, donde habrían de comenzar la carrera.

El resto de los animales del bosque se reunieron alrededor para animarlos. - ¡Listos, listos! -gritó el búho sabio que sería el juez-. En sus marcas, ¡fuera! Y así comenzó la emocionante carrera.

Rodolfo salió rápidamente corriendo sobre sus patitas mientras que Renata saltaba a toda velocidad hacia adelante con sus largas patas. El ratón iba liderando la carrera cuando llegaron a un tramo lleno de obstáculos: ramas caídas y piedras grandes bloqueaban su camino. - Oh no, ¿cómo voy a cruzar esto? -se lamentó Rodolfo.

En ese momento, Renata tuvo una idea brillante. Saltó sobre las ramas y las piedras sin ningún problema y siguió corriendo hacia adelante sin perder tiempo. - ¡Ja! -rió la rana-. Parece que voy ganando ahora.

Pero justo cuando Renata pensaba que tenía la victoria asegurada, llegaron a un río ancho y caudaloso. No había puentes ni troncos flotantes para cruzarlo. - Ahora es mi turno de ayudarte -dijo Rodolfo sonriendo-.

Sube a mi espalda y te llevaré al otro lado. Renata subió sobre el lomo del ratón y juntos nadaron hasta llegar a la otra orilla. Al salir del agua, siguieron corriendo hacia la meta.

El camino se volvió cada vez más empinado y difícil, pero ninguno de los dos se rindió. Lucharon contra el cansancio y las dificultades hasta que finalmente llegaron a la meta al mismo tiempo. - ¡Empate! -exclamó el búho sabio-. Ambos demostraron ser dignos competidores y amigos leales.

Han aprendido que trabajar juntos es lo más importante. Rodolfo y Renata se abrazaron felices por su logro. Los demás animales aplaudieron emocionados por su esfuerzo y amistad.

Desde ese día, Rodolfo y Renata dejaron de competir entre ellos para siempre. En cambio, decidieron unirse como equipo para enfrentar cualquier desafío que encontraran en el bosque. Juntos demostraron que la verdadera victoria no está en ganarle al otro, sino en ayudarse mutuamente.

Y así vivieron felices todos los días, compartiendo aventuras y cuidando del bosque que tanto querían. Fin.

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