La carrera de la bondad


Había una vez un niño llamado Luis que siempre desafiaba la autoridad y no respetaba las normas. Ignoraba las reglas de la escuela, se burlaba de sus profesores y hacía travesuras sin importarle las consecuencias.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, vio a un anciano intentando cruzar la calle pero los autos pasaban muy rápido y nadie le ayudaba.

Luis pensó "¿por qué debería ayudarlo? Él es un extraño y yo hago lo que quiero". Pero algo dentro de él le hizo sentir incómodo por ignorarlo así que decidió acercarse al anciano. "Hola señor, ¿necesita ayuda para cruzar la calle?"- preguntó Luis tímidamente. El anciano sonrió agradecido y tomó su mano.

"Gracias joven, eres muy amable"- dijo mientras cruzaban juntos. Luis sintió una extraña sensación de satisfacción después de haber ayudado al anciano.

No era algo que solía hacer pero se dio cuenta de que había sido divertido y le había hecho sentir bien consigo mismo. A partir de ese momento empezó a prestar más atención a su comportamiento en la escuela. Escuchaba a sus profesores y seguía las reglas del salón de clases.

También comenzó a ser más considerado con los demás niños durante el recreo e incluso les ofrecía ayuda si veía que alguien necesitaba algo. Un día, cuando estaba en clase, recibió una invitación para participar en una carrera benéfica organizada por el colegio.

La idea era recaudar fondos para construir un parque infantil en un barrio cercano y Luis se emocionó muchísimo. "¡Claro que voy a participar! ¡Quiero ayudar a construir ese parque!"- exclamó con entusiasmo.

La carrera era en una semana pero Luis no estaba muy seguro de poder ganar debido a su falta de entrenamiento. Sin embargo, decidió hacer todo lo posible para prepararse y correr lo más rápido que pudiera el día de la carrera.

Llegado el gran día, todos los niños estaban listos en la línea de salida. La tensión era palpable mientras esperaban la señal para comenzar. Cuando finalmente sonó el silbato, todos salieron corriendo como locos.

Luis se esforzaba por mantenerse al frente del grupo pero pronto se dio cuenta de que había un niño pequeño que parecía estar teniendo dificultades para seguir el ritmo.

Era un niño nuevo en la escuela y Luis recordó cómo se sintió cuando él llegó por primera vez sin conocer a nadie. Sin pensarlo dos veces, Luis dejó su propio ritmo y fue hacia el niño. "¿Necesitas ayuda?"- preguntó preocupado. El niño asintió con tristeza. "Estoy muy cansado"- dijo con voz temblorosa.

"No te preocupes amigo, yo te ayudo"- respondió Luis mientras tomaba al niño en brazos y empezaba a caminar hacia la meta lentamente pero seguros.

Los demás niños ya habían llegado hacía rato pero cuando vieron a Luis ayudando al otro niño decidieron regresar para apoyarlo también. Juntos cruzaron la línea de meta mientras eran ovacionados por sus compañeros y maestros. Luis se sintió muy feliz de haber ayudado a su compañero y colaborado con la construcción del parque.

Aprendió que ser amable y respetar las normas no sólo hace sentir bien consigo mismo sino que también puede hacer una gran diferencia en el mundo.

Desde ese día, Luis dejó de desafiar la autoridad y empezó a ser un ejemplo para los demás niños de la escuela. Se convirtió en un líder positivo e inspirador que siempre buscaba maneras de ayudar a los demás. Y así, todos vivieron felices para siempre.

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