La carrera de la gratitud



Había una vez un granjero llamado Don Juan, quien vivía en una pequeña y hermosa granja en el campo argentino. Don Juan era un hombre amable y trabajador que se preocupaba mucho por sus animales.

En la granja de Don Juan vivían muchos animales: tenía un gato travieso llamado Tomás, un perro leal llamado Max, una oveja curiosa llamada Lola, un chancho glotón llamado Pancho, una vaca cariñosa llamada Matilde, un caballo veloz llamado Rayo y un pollo valiente llamado Pepe.

Un día, mientras el granjero estaba ocupado arreglando las cercas de su granja, los animales decidieron hacer algo especial para agradecerle todo lo que hacía por ellos.

Así que se reunieron en secreto en el establo para planear una sorpresa. —"Chicos" , dijo Lola con entusiasmo. "¡Tenemos que hacer algo increíble para mostrarle al granjero cuánto lo apreciamos!""Tienes razón", asintió Max. "Don Juan siempre nos cuida y alimenta. Debemos encontrar la forma de demostrarle nuestro agradecimiento".

Después de mucho pensar, Pepe tuvo una brillante idea. "Podríamos organizar una carrera entre nosotros", sugirió emocionado. "Sería divertido y seguro que al granjero le encantaría ver a sus animales correr".

Todos los demás animales aplaudieron entusiasmados ante la idea de Pepe. "¡Es genial!", exclamó Matilde moviendo su cola emocionada. "Correré tan rápido como pueda para demostrarle al granjero lo mucho que aprecio su cuidado". Los animales pasaron días entrenando y preparándose para la gran carrera.

Rayo corría sin parar por el campo, Tomás saltaba de un lado a otro persiguiendo mariposas, Pancho comía todo lo que encontraba para ganar fuerzas, Lola practicaba saltos y Matilde se arreglaba su pelaje con esmero.

Finalmente, llegó el día de la carrera. Don Juan estaba muy sorprendido al ver a todos sus animales listos en la línea de partida. "¿Qué están haciendo?", preguntó riendo mientras se acercaba. "Hemos organizado una carrera para ti", exclamó Pepe emocionado.

"Queremos mostrarte cuánto te apreciamos". Don Juan sonrió y aplaudió entusiasmado. La emoción invadió el aire mientras los animales esperaban ansiosos la señal de inicio. "¡En sus marcas, listos... fuera!", gritó Don Juan emocionado.

La carrera comenzó y los animales corrieron tan rápido como nunca antes habían corrido. Rayo lideraba la carrera seguido de cerca por Matilde y Pepe.

Pancho trotaba detrás del grupo principal mientras Tomás saltaba sobre las vallas del camino y Lola daba pequeños saltitos alegres. A medida que avanzaban hacia la meta, cada uno de los animales daba lo mejor de sí mismo.

El espíritu competitivo había despertado en ellos, pero también sentían alegría al hacer algo especial por su querido granjero. Al final, fue Rayo quien cruzó primero la línea de meta seguido muy cerca por Matilde y Pepe. Los animales estaban exhaustos pero felices. Don Juan se acercó a ellos con una amplia sonrisa en su rostro.

"¡Chicos, eso fue increíble!", exclamó emocionado. "No puedo creer lo rápido que corrieron". "Lo hicimos por ti, Don Juan", dijo Tomás mientras se lamía las patas delanteras. "Queríamos mostrarte cuánto apreciamos todo lo que haces por nosotros".

El granjero abrazó a cada uno de sus animales y les agradeció por la maravillosa sorpresa. Desde ese día, el vínculo entre Don Juan y sus animales se hizo aún más fuerte.

El granjero sabía que tenía amigos leales que siempre estarían allí para él, al igual que él estaba siempre para ellos. Y así, en esa pequeña granja argentina, los animales aprendieron el valor de la amistad y la gratitud.

Juntos vivieron muchas aventuras y compartieron momentos inolvidables mientras disfrutaban del amor y cuidado del granjero Don Juan.

FIN.

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