La carrera de la liebre Lola
Había una vez en un bosque encantado, una liebre llamada Lola que era conocida por ser la más rápida de todas.
Sin embargo, Lola tenía un problema: ¡era muy floja! Pasaba todo el día acostada bajo el sol sin hacer nada más que dormir y descansar. Un día, mientras Lola descansaba plácidamente, se le acercó un gato llamado Simón. Simón era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Al ver a Lola tan relajada, se le ocurrió una idea brillante. - ¡Hola, Lola! ¿Por qué no participas en una carrera conmigo? Seguro que te divertirás mucho -propuso Simón emocionado.
Lola bostezó perezosamente y respondió: - No estoy interesada en correr, soy la más rápida de todas y no necesito demostrarlo. Pero Simón insistió tanto que finalmente logró convencer a Lola para participar en la carrera al día siguiente. La liebre aceptó con desgano y se fue a dormir nuevamente.
Al día siguiente, todos los animales del bosque se reunieron para presenciar la gran carrera entre la liebre floja y el gato entusiasta. El recorrido estaba marcado por árboles altos, ríos caudalosos y colinas empinadas.
La liebre partió con lentitud mientras que el gato corría velozmente a su lado. A medida que avanzaban, Simón animaba a Lola diciéndole palabras de aliento:- ¡Vamos, Lola! Tú eres muy rápida, solo debes esforzarte un poco más.
Estas palabras resonaron en la mente de Lola y algo dentro de ella empezó a cambiar. Se dio cuenta de que aunque fuera la más rápida naturalmente, si no ponía empeño en lo que hacía nunca llegaría lejos.
Decidida a dar lo mejor de sí misma, comenzó a correr con toda su fuerza. Sus patas se movían tan rápido como el viento y pronto tomó la delantera dejando atrás al sorprendido gato.
Finalmente cruzaron juntos la línea de meta pero esta vez fue Lola quien llegó primero ante la ovación de todos los espectadores. Simón se acercó sonriente hacia ella:- ¡Lo lograste! Eres increíble cuando te esfuerzas realmente -exclamó emocionado. Lola sonrió orgullosa consigo misma por haber descubierto su verdadero potencial gracias al estímulo del amable gato.
Desde ese día en adelante, Lola ya no era solo conocida como "la liebre floja", sino como "la liebre veloz" que había aprendido una valiosa lección: nunca subestimar el poder del esfuerzo y la determinación para alcanzar tus metas.
Y así vivieron felices ambos animales compartiendo aventuras juntos en el bosque encantado donde cada uno inspiraba al otro a ser lo mejor que podían ser. Moraleja: Con esfuerzo y determinación podemos superar cualquier obstáculo por grande o imposible que parezca.
Fin
FIN.