La carrera de la tortuga veloz


Había una vez en el bosque, una tortuga llamada Tita. A diferencia de las demás tortugas, Tita era excepcionalmente veloz. Su caparazón relucía bajo el sol, y sus patas se movían con una destreza asombrosa. Tita desafiaba a todos los animales del bosque a carreras, y siempre salía victoriosa, lo que la hacía muy arrogante. Un día, se le ocurrió desafiar a la pantera, conocida por ser el animal más veloz del bosque.

- ¡Eh, pantera! ¿Te atreves a correr una carrera contra mí? - desafió Tita con arrogancia.

La pantera, con una sonrisa astuta, aceptó el desafío. El zorro, que había presenciado la escena, decidió organizar la carrera al día siguiente.

La noticia de la carrera se propagó rápidamente por el bosque, y todos los animales se congregaron para presenciar el emocionante evento. El zorro fue el juez y estableció la ruta de la carrera. La pantera y Tita estaban listas para correr.

- ¡En sus marcas, listos, fuera! - gritó el zorro, y la carrera comenzó.

Tita, confiada en su velocidad, tomó la delantera inmediatamente. Mientras tanto, la pantera mantenía un ritmo constante, observando a Tita a lo lejos. A mitad de carrera, Tita se detuvo para tomar un descanso, convencida de su inminente victoria. La pantera, sin embargo, no se detuvo y continuó corriendo con determinación.

- ¿Por qué te detienes, Tita? ¡La carrera no ha terminado! - le animaron los amigos de Tita desde la línea de meta. Pero Tita no les prestó atención y decidió tomarse un tiempo para descansar.

Finalmente, la pantera alcanzó a Tita y cruzó la línea de meta en primer lugar, dejando a todos sorprendidos.

La lección quedó clara para Tita y para todos los animales del bosque. La velocidad no lo es todo en una carrera; la constancia y la determinación son igualmente importantes. Tita aprendió a no subestimar a sus oponentes y a valorar la perseverancia por encima de la arrogancia. A partir de ese día, Tita siguió desafiando a sus amigos a carreras, pero esta vez, lo hacía con humildad y respeto por sus contrincantes.

Y así, Tita se convirtió en un ejemplo para todos en el bosque, enseñando la importancia de la humildad y la constancia.

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