La Carrera de Leo



En la pintoresca ciudad de Maracena, un niño llamado Leo soñaba con hacer el bien. Siempre había querido ayudar a quienes más lo necesitaban, y un día se enteró de una carrera solidaria que cambiaría su vida. La noticia recorría la escuela: el que ganara la carrera tendría la oportunidad de viajar a África y ayudar a los más necesitados. El entusiasmo se desbordaba.

"¡Voy a correr!" -exclamó Leo a sus amigos, Martín y Ana.

"¡Sos un crack, Leo!" -dijo Martín, dándole una palmadita en la espalda. "Pero, ¿realmente creés que podés ganar?" -preguntó Ana, algo escéptica.

"¡Claro! Solo tengo que entrenar duro y dar lo mejor de mí. ¡Eso es lo que importa!" -Leo respondió con determinación.

Así, Leo comenzó su entrenamiento. Todos los días, se levantaba temprano, salía a correr por el parque y se ponía a practicar saltos y carreras con sus amigos. Pero no todo era fácil. Un día, mientras entrenaba, se cayó y se lastimó la rodilla. Leo miró la herida y, aunque se sintió desanimado, recordó por qué quería ganar.

"¡No puedo rendirme!" -se dijo a sí mismo.

Entonces, decidió que podía contar con el apoyo de su familia y sus amigos. Regresó a casa con un gran proyecto en mente. Habló con su mamá:

"Mamá, quiero hacer un cartel y decirle a todos en la escuela que organicemos una tarde de pastelería para recaudar fondos para ayudar en África. ¿Te parece?" -preguntó Leo.

La mamá sonrió y le dijo:

"¡Eso suena genial, Leo! Te ayudaré a preparar todo. ¿Qué tal si hacemos galletitas y brownies?"

Con el apoyo de su familia, Leo organizó el evento. Todos en su escuela participaron y juntos recaudaron mucho dinero. La tarde fue un éxito y todos disfrutaron de un momento muy especial. Leo se sintió enérgico y motivado.

La gran carrera llegó. Todos estaban emocionados y el ambiente era festivo. Leo se alineó junto a otros corredores que también soñaban con ayudar. Justo antes de que comenzara la competencia, se acercó a sus amigos:

"No importa si gano o no. Ya hemos hecho algo bueno juntos, eso es lo que importa" -dijo Leo.

"Es cierto, Leo. Lo importante es participar y ayudar a otros. ¡Vamos a dar lo mejor!" -dijo Martín.

El inicio de la carrera estuvo lleno de energía. Leo corrió con todas sus fuerzas. Pasó por el parque, donde había entrenado y se acordó de lo mucho que había aprendido. A medida que avanzaba, vio que algunos corredores se estaban cansando.

"¡Vamos, chicos! ¡No se rindan!" -gritó Leo, alentando a los que estaban a su alrededor.

En un momento, Leo se encontró con un amigo que estaba exhausto, y decidió hacerlo:

"¡Ven, corramos juntos! ¡Yo te acompaño!" -le dijo mientras le daba la mano.

Juntos, se animaron mutuamente. Al final de la carrera, Leo llegó en tercer lugar. No ganó, pero sentía que había triunfado de una forma diferente.

Al finalizar, el organizador anunció, con una sonrisa:

"Felicidades a todos los corredores. Gracias a su esfuerzo, hemos recaudado fondos para ayudar a los más necesitados en África. Y a Leo, por su gran espíritu solidario, ¡también le daremos una oportunidad especial para que viaje!"

Leo no podía creerlo. Su esfuerzo no solo había ayudado a muchos, sino que también le había dado la oportunidad de vivir una nueva aventura. Estaba emocionado, pero sobre todo, feliz de haber compartido un gran momento con todos.

"¡Gracias, a todos!" -dijo Leo con voz temblorosa. "Pero no se trata solo de una carrera. Se trata de ayudar y ser amigos. ¡Hay que seguir trabajando juntos!"

Y así, con una sonrisa en su rostro y el apoyo de todos sus seres queridos, Leo se preparó para su increíble viaje a África, sabiendo que siempre se puede ayudar, que ser solidario es lo más importante, y que la verdadera victoria se encuentra en el camino que recorremos con nuestros amigos.

FIN.

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