La Carrera de los Alimentos
Era un hermoso día soleado en el bosque. La tortuga Tula paseaba tranquilamente, disfrutando del aroma de las flores. Mientras tanto, la liebre Lila, siempre llena de energía, saltaba de aquí para allá buscando algo delicioso para comer.
"Tula, ¿por qué no corres un poco? El día está perfecto para una carrera", le dijo Lila con una sonrisa traviesa.
"No estoy aquí para correr, Lila. Prefiero disfrutar el momento", respondió Tula con calma.
Lila, ansiosa por explorar el bosque, tuvo una idea. "¡Vamos a ver quién llega primero al Bosque del Manjar!", exclamó, emocionada.
"¿El Bosque del Manjar? Suena interesante. Pero recuerda, yo soy más lenta", respondió Tula, un poco nerviosa.
"Eso no importa. ¡Lo importante es la diversión!", dijo Lila, lista para competir. Así que, sin pensarlo dos veces, decidieron que la carrera empezaría ese instante y se pusieron en camino.
El primer tramo del camino era sencillo, lleno de flores, pero pronto llegaron a una gran colina. Mientras Lila saltaba rápidamente hacia arriba, Tula comenzó a subir con su paso lento pero seguro.
"¡Vamos, Tula! ¡Apúrate! ¡El manjar nos espera!", gritó Lila desde la cima.
"No tengo prisa, Lila. Disfruto de las vistas", respondió la tortuga.
Lila sentía el viento en su cara y la emoción de la competencia. Cuando llegó a la cima, la liebre miró hacia el horizonte, donde se divisaban los árboles frutales del bosque.
"¡Ya casi llego!" gritó, y con un salto, se lanzó hacia el siguiente tramo.
Mientras tanto, Tula continuó su camino, observando las mariposas y las flores. De repente, se encontró en una intersección del camino.
"¿Derecha o izquierda?", se preguntó en voz alta. Finalmente, decidió tomar el camino de la derecha, donde vio un arroyo de agua cristalina.
Mientras Lila saltaba, llegó a un claro donde había un hermoso banquete preparado por un grupo de animales. Era una fiesta con deliciosos pasteles y frutas.
"¿Qué es esto?", se preguntó Lila con los ojos brillantes.
Pero, en lugar de seguir adelante para ganar la carrera, la liebre se detuvo. Atraída por la comida, decidió unirse a la fiesta por un momento.
"¡Qué delicioso!", exclamó mientras disfrutaba de un pastel de zanahoria.
Mientras tanto, Tula, en su camino, llegó al mismo claro, justo cuando Lila estaba disfrutando de la diversión.
"¡Lila! ¡No podía creer que te detuvieras!", dijo Tula, sorprendida.
"Es que, ¡es tan rica la comida!", contestó Lila con la boca llena.
Tula se sentó junto a ella y ambas compartieron la comida con los otros animales, riendo y disfrutando del momento. Después de un rato, Lila se dio cuenta de que habían olvidado la carrera.
"Oh no, ¡la carrera!", exclamó Lila.
"No importa tanto llegar primero, a veces es mejor disfrutar de la compañía y de la comida", dijo Tula, sonriendo.
"Tenés razón, Tula. No hay nada mejor que esto", respondió Lila.
Y así, las dos amigas decidieron que la verdadera victoria tenía que ver con la diversión, la amistad y, por supuesto, la comida deliciosa.
Desde ese día, a Tula y Lila no solo les gustaba correr, sino también disfrutar de cada momento juntos, sabiendo que la vida es más sabrosa cuando se comparte.
El bosque aprendió que a veces, lo que parece ser una competencia puede transformarse en una hermosa aventura compartida.
FIN.