La Carrera de los Sueños
Era un día soleado en el Colegio San Juan, y todos los chicos estaban emocionados por la llegada del viernes 18. En la entrada del colegio, una gran pancarta anunciaba la Carrera de los Sueños, un evento solidario para ayudar a quienes más lo necesitan.
Lucía, una niña de diez años, miraba la pancarta con curiosidad. "¿Y qué es eso de la carrera, Nahuel?"- le preguntó a su amigo, que estaba sentado en el pasto, lamiendo un helado de chocolate.
"Es una carrera donde todos corremos para ayudar a los demás, Lucía. Si llegamos a la meta, podemos hacer una gran diferencia"-, respondió Nahuel, con la boca aún llena de helado.
"Suena genial, pero... no sé si soy buena corriendo"- dudó Lucía, preocupada.
Maxi, un chico más grande, escuchó la conversación y se acercó. "No importa si eres la más rápida o la más lenta. Lo que cuenta es participar. Todos juntos podemos ayudar. Además, ¡puedes entrenar con nosotros hoy!"
Lucía sintió un poco más de confianza. "¿Entrenar? Eso podría ser divertido, ¿te parece, Nahuel?"-
"¡Claro! Vamos a hacer un equipo de entrenamiento"-, dijo entusiasmado Nahuel.
Durante el almuerzo, los tres amigos anunciaron su plan en la mesa. "¡Chicos! Vamos a correr en la Carrera de los Sueños!"- exclamó Lucía, sonriendo.
El grupo de amigos pronto creció y, junto a varios otros compañeros, comenzaron a entrenar cada día después de clase. A veces hubo risas, otras veces caídas, y muchas veces cansancio, pero todos se mantuvieron motivados.
Un día, mientras practicaban en el parque, notaron a un grupo de chicos que miraban desde lejos. Algunos de ellos tenían sillas de ruedas y otros no parecían interesados en el deporte. Lucía se acercó y les preguntó. "¿Por qué no vienen a entrenar con nosotros y participar en la carrera?"-
Uno de los chicos, llamado Mateo, respondió tímidamente. "Nos gustaría, pero no podemos correr como ustedes"-.
"No importa. Todos pueden participar a su manera. ¡La carrera no es solo para los que corren!"- exclamó Lucía.
Mateo sonrió. "¿De verdad?"-
"¡Claro! Pueden caminar, rodar, hacer lo que sea necesario. Lo importante es que estemos juntos"- aseguró Lucía.
Motivados por las palabras de Lucía, Mateo y sus amigos decidieron unirse al grupo. Comenzaron a entrenar adaptando los ejercicios. Todos junto a ellos aprendieron que la solidaridad se extendía más allá de lo físico.
El día de la carrera llegó y el ambiente era de pura alegría. Había globos de colores y música sonando. Los padres, profesores y compañeros animaban a los corredores desde la línea de salida.
"¡Listo! En tres... dos... uno... ¡A correr!"- gritó el maestro de educación física.
Lucía, Nahuel y Maxi salieron disparados, mientras que Mateo y su grupo avanzaban con determinación en sus sillas de ruedas. A lo largo del recorrido, todos se animaban mutuamente. "¡Vamos, equipo! ¡Ustedes pueden!"- gritaban los amigos cada vez que veían a alguien en el camino.
De repente, en una curva, Lucía tropezó y cayó al suelo. Nahuel y Maxi se detuvieron de inmediato. "¿Estás bien, Lucía?"-
Lucía sonrió a pesar de los raspones en sus rodillas. "Sí, sólo fue un tropiezo. ¡Sigan!"- insistió, mientras se levantaba.
Pero no podían dejarla. Nahuel extendió la mano y le dijo: "No vamos a dejar a nadie atrás. ¡Vamos todos juntos!"-
Así, se tomaron de las manos, formaron una fila y continuaron corriendo. Mateo y su grupo se unieron a ellos. Todos cruzaron la meta juntos, riendo y animando con un espíritu de unidad.
Al final del día, aunque no eran los primeros en llegar, todos se sintieron ganadores. La recaudación de la carrera fue un gran éxito, y Lucía comprendió que la verdadera victoria no estaba solo en cruzar la línea de meta, sino en el amor y la unión que habían creado.
"¡Gracias, chicos! Esta no solo fue una carrera. ¡Fue una aventura!"- exclamó Lucía, mientras todos aplaudían y celebraban juntos.
Así, la Carrera de los Sueños no solo apoyó una buena causa, sino que también enseñó a todos una valiosa lección sobre la amistad, la Solidaridad y el poder de trabajar juntos. Y así, se sembró la semilla de la empatía y la inclusión en el corazón de cada uno de ellos, floreciendo con cada carrera que vendría en el futuro.
FIN.