La Carrera de Luis y Clara
En un pequeño pueblo llamado Villaverde, donde todos se conocían, vivían dos amigos grandes pero algo perezosos: Luis, un amante de la lectura, y Clara, una gran cocinera. Pasaban sus días entre libros y recetas deliciosas, sin prestar atención a los deportes. Un día, mientras paseaban por el parque, se encontraron con un cartel que decía: "¡Gran carrera benéfica por los más necesitados!".
"¿Qué te parece, Clara? Podríamos participar y ayudar a la gente pobre del pueblo", sugirió Luis, emocionado.
"Pero si nunca hemos corrido en nuestra vida, Luis", respondió Clara, un poco dudosa.
"Ya sé, pero imaginate si conseguimos juntar un montón de donaciones. Sería algo increíble", insistió Luis.
Clara pensó un momento y, recordando cómo siempre habían querido ayudar, respondió:
"De acuerdo, hagámoslo. Pero tenemos que entrenar un poco... aunque sea un poco."
Así fue como empezaron sus sesiones de entrenamiento. Luis leyó en libros sobre cómo correr, mientras que Clara se animó a hacer estiramientos. Pero aún así, cada vez que salían a correr, se cansaban rápidamente.
"Esto es mucho más difícil de lo que pensaba", dijo Luis mientras tomaba aire.
"Sí, pero no podemos rendirnos. La carrera es por una buena causa", le recordó Clara.
Con cada día que pasaba, la idea de ayudar a los demás los motivaba aún más. Después de algunas semanas de entrenamiento que consistía más en caminar rápido que en correr, llegó el gran día de la carrera. La plaza se llenó de gente, todos listos para participar y ayudar a quienes más lo necesitaban.
"¿Estás nervioso?", le preguntó Clara a Luis.
"Un poco, pero creo que haremos un buen trabajo", respondió sonriendo.
Cuando sonó el disparo de salida, Luis y Clara comenzaron a correr. Al principio, eran muy lentos, y muchos competidores los pasaban en un abrir y cerrar de ojos. Pero, recordando por qué estaban allí, no se rindieron.
"Vamos, Clara! Siempre podemos dar un poquito más", gritó Luis, empujándola con entusiasmo.
Mientras corrían, vieron que otros participantes también se estaban cansando. Entonces, Luis tuvo una idea:
"¿Qué te parece si animamos a la gente?"
"¡Sí! ¡Vamos!", exclamó Clara con energía.
Y así, comenzaron a alentar a los demás corredores:
"¡Vamos, amigos! ¡Están haciendo un gran trabajo!"
El ambiente se llenó de aliento y risas. Las personas que estaban cansadas empezaron a sonreír y a correr con más energía.
Al final de la carrera, Luis y Clara se encontraron más motivados que nunca. Sin embargo, aún no podían ver la meta. Empezaron a acelerar, corriendo como nunca antes lo habían hecho. En el último tramo, los dos amigos estaban exhaustos, pero cuando vieron la meta, se dieron cuenta de que estaban entre los primeros.
"¡No puede ser! ¡Estamos cerca!", dijo Luis sorprendida
"¡Vamos, a darlo todo en el final!" agregó Clara.
Y en un último esfuerzo, cruzaron la línea de llegada juntos, llenos de alegría. Todos alrededor comenzaron a aplaudir.
El anuncio del ganador comenzó:
"Y los ganadores de la carrera benéfica son… Luis y Clara!"
Los dos amigos no podían creer lo que escuchaban.
"¿Nosotros? ¡Sí! ¡Lo hicimos!", gritaron emocionados.
Recibieron una medalla brillante y un montón de aplausos, y lo más importante, juntaron muchísimo dinero para ayudar a los más necesitados de su pueblo. Aunque no eran los corredores más rápidos, habían demostrado que con esfuerzo y alegría se puede conseguir cualquier cosa.
"Después de esto, me gustaría hacer más deporte", reflexionó Clara al recibir su medalla.
"Y yo podría abrir un club de lectura y correr juntos, ¿qué tal?" propuso Luis.
Ambos rieron mientras caminaban hacia su hogar, llenos de energía, buenas intenciones y mucho amor para seguir ayudando. Desde ese día, Luis y Clara no solo fueron amigos, sino también un ejemplo brillante de que cualquier cosa es posible cuando se trabaja en equipo y se tiene un gran corazón.
Y así, la carrera benéfica no solo ayudó a las personas pobres del pueblo, sino que también inspiró a Luis y Clara a hacer algo nuevo cada día. ¡Y eso es solo el comienzo de sus grandes aventuras!
FIN.