La carrera de Tomás y Lola


Había una vez en un hermoso bosque de Argentina, una tortuga llamada Tomás y una liebre llamada Lola.

Tomás era conocido por ser muy lento pero también muy perseverante, mientras que Lola se destacaba por su velocidad y su actitud despreocupada. Un día, Tomás decidió desafiar a Lola a una carrera para demostrar que la constancia y el esfuerzo podían superar cualquier habilidad natural. Todos los animales del bosque se emocionaron al enterarse de esta competencia tan inusual.

El día de la gran carrera llegó y todos los animales se reunieron en la línea de partida.

El conejo Pedro fue elegido como juez y dio las instrucciones: "¡En sus marcas, listos, fuera!"Lola salió disparada como un rayo, dejando atrás a Tomás sin apenas esfuerzo. Mientras tanto, la tortuga avanzaba lentamente pero sin detenerse ni perder el ánimo. A medida que transcurrían los minutos, Lola iba ganando cada vez más distancia.

Sin embargo, cuando Lola ya estaba bastante lejos de la meta, empezó a sentirse confiada y decidió tomarse un descanso bajo un árbol para disfrutar del paisaje. Mientras tanto, Tomás seguía avanzando sin parar.

Cuando finalmente Lola reanudó la carrera con energías renovadas, se sorprendió al ver a Tomás mucho más cerca de lo que esperaba. Intentó correr aún más rápido para alcanzarlo pero sus patas estaban cansadas después del largo descanso.

Tomás siguió adelante sin prestar atención a lo que ocurría detrás de él. Su determinación era inquebrantable. A medida que se acercaba a la meta, los animales del bosque comenzaron a animarlo con gritos de aliento.

Finalmente, Tomás cruzó la línea de meta y todos los animales celebraron su victoria. Pedro, el conejo juez, se acercó a Lola y le dijo: "Lola, has aprendido una valiosa lección hoy. La velocidad no siempre garantiza el éxito si no se combina con la constancia y el esfuerzo".

Lola asintió con tristeza y reconoció su error. Desde ese día, decidió cambiar su actitud despreocupada y empezar a entrenar para mejorar sus habilidades. Tomás se convirtió en un gran ejemplo para ella.

Con el tiempo, Lola se convirtió en una liebre más disciplinada y comprometida. Participó en muchas carreras más, pero esta vez siempre recordaba que debía esforzarse hasta el final sin importar cuán rápido pudiera correr.

Y así, gracias a la amistad entre Tomás y Lola, todos los animales del bosque aprendieron que la perseverancia es clave para alcanzar nuestros sueños. A partir de ese día, nunca subestimaron a nadie por su apariencia o habilidades naturales.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda siempre seguir adelante sin rendirte ante los obstáculos ¡y verás lo lejos que puedes llegar!

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