La carrera del árbol más alto



Había una vez en la selva un león llamado Leopoldo, que era conocido por ser el más veloz y valiente de todos. Por otro lado, estaba la liebre Lola, quien destacaba por su astucia e inteligencia.

A pesar de sus diferencias, Leopoldo y Lola eran grandes amigos y siempre se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían.

Un día, mientras paseaban juntos por la selva, se encontraron con un desafío: debían llegar al árbol más alto del bosque antes del atardecer para demostrar quién era el más rápido. La liebre aceptó el reto con entusiasmo, confiando en su agilidad para vencer al león.

"Estás seguro de que quieres competir contra mí, Leopoldo? Soy muy rápida", dijo Lola con una sonrisa traviesa. "Claro que sí, querida amiga. Será divertido ver quién llega primero", respondió el león con confianza. Y así comenzó la carrera hacia el árbol más alto.

La liebre partió a toda velocidad mientras que el león avanzaba con paso firme pero pausado. A mitad del camino, Lola se detuvo para descansar un momento y tomar agua de un arroyo cercano. "Vamos, Lola! No puedes rendirte ahora", exclamó Leopoldo desde atrás.

La liebre se levantó rápidamente y continuó corriendo con determinación. Sin embargo, cuando ya estaban cerca del árbol más alto, un tronco caído bloqueó el camino de la liebre.

Mientras intentaba encontrar una forma de sortearlo, escuchó los pasos pesados del león acercándose cada vez más. "Lola, necesitas ayuda?", preguntó Leopoldo preocupado al ver a su amiga en apuros. "Sí, Leopoldo! Por favor ayúdame a mover este tronco", respondió la liebre angustiada.

Con todas sus fuerzas combinadas lograron apartar el tronco y juntos cruzaron la línea de llegada al mismo tiempo. Se abrazaron felices por haber superado juntos el obstáculo y aprender una gran lección: trabajar en equipo es fundamental para alcanzar nuestras metas.

Desde ese día en adelante, Leopoldo y Lola siguieron siendo grandes amigos y compañeros inseparables en todas sus aventuras por la selva.

Y aunque nunca supieron quién era realmente el más rápido entre ellos dos, comprendieron que lo importante no era ganar una carrera sino tener a alguien en quien confiar cuando las cosas se ponen difíciles. Juntos demostraron que la verdadera fuerza reside en la solidaridad y amistad sincera.

FIN.

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