La carrera del caracol y la liebre
En un bosque encantado vivían dos amigos muy particulares: la liebre Saltarina y el caracol Baboso. A pesar de ser amigos, siempre estaban compitiendo por demostrar quién era el animal más veloz de todo el bosque.
"Yo soy la más rápida de todos, ningún animal puede superarme en una carrera", decía la liebre con orgullo. "Eso es lo que tú crees, pero con mi constancia y determinación, puedo vencerte en cualquier carrera", respondía el caracol con determinación.
Un día, todos los animales del bosque se reunieron para presenciar una gran carrera entre la liebre y el caracol. Todos estaban emocionados por ver quién sería el vencedor.
El búho sabio fue el encargado de marcar el punto de partida y la meta. La liebre, confiada en su velocidad, bromeaba con el caracol mientras se preparaba para correr. "Prepárate para verme desaparecer al cruzar la meta, caracol lento", se burlaba la liebre.
El caracol, por su parte, se mantenía tranquilo y concentrado en su estrategia. "La velocidad no lo es todo, ya verás lo que la constancia puede lograr", respondía el caracol con calma. La carrera comenzó y la liebre partió a toda velocidad, dejando atrás una estela de polvo.
Mientras tanto, el caracol avanzaba con paso lento pero firme. La liebre, confiada en su ventaja, decidió tomar una siesta a mitad del camino, segura de que el caracol no se acercaría.
Mientras tanto, el caracol avanzaba sin descanso, siguiendo su camino con determinación. Cuando la liebre despertó, se sorprendió al ver al caracol a pocos metros de la meta. Con un último esfuerzo, la liebre se lanzó hacia delante, pero fue demasiado tarde.
El caracol cruzó la meta en primer lugar, dejando a todos los animales boquiabiertos. Al final, la lección quedó clara: la constancia y la determinación pueden vencer a la velocidad y la arrogancia.
Desde ese día, la liebre y el caracol aprendieron a valorar las cualidades únicas de cada uno, y juntos demostraron que la verdadera amistad puede superar cualquier rivalidad.
FIN.