La Carrera del Corazón Solidario



Era un día soleado en el colegio Sagrado Corazón. El clima era perfecto para la gran Carrera Solidaria que se llevaría a cabo el viernes 18. Todos los alumnos estaban emocionados porque sabían que estaban corriendo por una buena causa: ayudar al Dómud, un lugar que daba refugio y comida a quienes más lo necesitaban.

La señorita Ana, la profesora de educación física, reunió a todos los chicos en el patio.

"¡Chicos! Este viernes es nuestro momento para brillar. ¡La Carrera Solidaria es una gran oportunidad para ayudar! Cada paso que den contará para recoger fondos y hacer una diferencia".

"¡Sí! ¡Vamos a correr!" gritó Juanito, uno de los alumnos que siempre estaba dispuesto a ayudar.

"Pero, ¿cómo sabemos que estamos ayudando de verdad?" preguntó Lola, mirando a la señorita Ana con curiosidad.

"Gran pregunta, Lola. Cada inscripción para la carrera se destinará a Dómud. Además, los donativos que hagamos después de la carrera también van para ellos. ¡Juntos podemos hacer mucho!" respondió la señorita Ana.

Los días pasaron y la emoción crecía. Los chicos se entrenaban cada día después de clases. Se formaron equipos y cada uno elaboró un plan para conseguir más donaciones.

"A mí se me ocurrió pedirle a mis vecinos que donen lo que puedan. ¡Incluso les puedo hacer un dibujo!" dijo Sofía con una sonrisa.

"Yo voy a hacer una venta de galletitas en casa. ¡Así podré juntar más!" agregó Fermín.

El día de la carrera llegó. La escuela estaba decorada con globos y carteles que decían "¡Vamos por el Dómud!". Todos los chicos llevaban camisetas con el logo de la carrera y algunos hasta hicieron banderas.

"¡Miren todo lo que hemos logrado!" dijo Juanito mientras señalaba a la multitud de alumnos, padres y adultos que se habían reunido.

"Todo esto es muy emocionante. ¡Vamos a dar lo mejor de nosotros!" añadió Lola, ansiosa por comenzar.

Cuando la carrera empezó, el sonido de la bocina hizo que todos los chicos salieran corriendo. Las risas y gritos de alegría llenaron el aire. Pero a medida que avanzaban, Sofía tropezó y casi cae.

"¡Cuidado, Sofía!" gritó Fermín, mientras daba un salto hacia ella.

"¡Estoy bien, estoy bien!" exclamó Sofía, aunque un poco asustada.

Afrontando su pequeño tropiezo, Sofía se levantó y continuó corriendo, pero no se sentía tan animada.

"No sé si puedo hacerlo. Me siento cansada" dijo, mirando a sus amigos.

"Sofía, lo importante no es ganar, sino participar y ayudar. ¡Mira cuántos nos están animando!" le respondió Fermín mientras le daba una palmadita en la espalda.

Con esas palabras, Sofía sintió que la energía regresaba a su cuerpo. Y así, juntos, todos los niños siguieron adelante, cada uno apoyando a los demás.

El recorrido fue largo, pero había un gran espíritu de camaradería. En un momento inesperado, un grupo de padres comenzó a cantar porras para motivar a los chicos. Todos se unieron y comenzaron a gritar:

"¡Vamos, chicos! ¡Cada paso cuenta! ¡Ustedes pueden!"

Esa energía fue contagiosa, y aun siendo un poco agotados, los alumnos se sintieron con fuerzas renovadas. Al llegar a la meta, todos los niños cruzaron juntos, de la mano, gritando de felicidad.

Al final del día, se realizó una pequeña ceremonia en la que se anunciaron los resultados. Pero lo más importante fue que todos supieron cuántos recursos lograron recaudar.

"¡Hemos recolectado una cantidad impresionante para Dómud!" anunció la señorita Ana alzando un gran cheque de cartón.

"¡Es impresionante!" dijo Juanito.

"Todos hicimos un gran trabajo, ¡sí!" agregó Lola.

"No solo corrimos, sino que aprendimos que juntos podemos ayudar y hacer el bien" concluyó Sofía con una gran sonrisa en sus labios.

Así, mientras todos celebraban su esfuerzo y la unión que habían creado, entendieron que la verdadera victoria era haber ayudado a otros.

"El viernes fue un verdadero día para recordar. No solo fuimos corredores, fuimos un equipo solidario" finalizó Juanito, mirando a sus amigos con orgullo.

Y así, con el corazón lleno de alegría, los niños se despidieron, ansiosos por el próximo evento, sabiendo que cada pequeña acción puede generar un gran cambio para quienes más lo necesitan.

FIN.

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