La carrera del éxito



Lurdes Martins era una corredora de renombre mundial. Había ganado numerosas medallas y trofeos en competencias atléticas de todo el mundo.

Su velocidad y resistencia eran legendarias, pero lo que realmente destacaba de Lurdes era su espíritu compasivo y su deseo de ayudar a los demás. Un día, mientras entrenaba en el parque, Lurdes vio a una mujer llamada Martina. Martina también era corredora, pero siempre se sentía frustrada por su tiempo de carrera.

Por más que se esforzara, nunca lograba mejorar sus marcas personales. Lurdes se acercó a Martina con una sonrisa amable y le preguntó: "¿Necesitas ayuda para mejorar tu tiempo de carrera?"Martina miró sorprendida a Lurdes y asintió tímidamente.

"Sí, me encantaría poder correr más rápido", respondió con entusiasmo. "¡Perfecto!", exclamó Lurdes emocionada. "Voy a enseñarte algunos trucos que te ayudarán a mejorar tu velocidad". Durante las próximas semanas, Lurdes dedicó tiempo todos los días para entrenar con Martina.

Le enseñó ejercicios de estiramiento y calentamiento adecuados antes de cada carrera, así como técnicas para mantener la postura correcta durante la competencia.

Martina seguía al pie de la letra los consejos de Lurdes y poco a poco comenzó a notar mejoras en su rendimiento. Sus tiempos empezaron a disminuir gradualmente y ella estaba emocionada por cada pequeño avance que lograba. Pero un día, Martina llegó al entrenamiento con una expresión de preocupación en su rostro.

"Lurdes, tengo una competencia importante en dos semanas y no siento que esté lo suficientemente preparada", le confesó. Lurdes sonrió tranquilamente y le dijo: "Martina, la clave para tener éxito en cualquier carrera es creer en ti misma.

Tú tienes el talento y la dedicación necesarios para lograrlo". Martina reflexionó sobre las palabras de Lurdes y decidió hacer algo especial antes de la competencia.

Reunió a sus amigos y familiares más cercanos y organizó un evento sorpresa para honrar a Lurdes por su generosidad y apoyo incondicional. Cuando Lurdes llegó al lugar del evento, se encontró rodeada de personas que aplaudían emocionadas.

Martina tomó el micrófono y pronunció un discurso conmovido: "Gracias a Lurdes, he aprendido que correr no solo se trata de mejorar mi tiempo. Se trata de perseverancia, trabajo en equipo y amor por lo que hago". Lágrimas de felicidad llenaron los ojos de Lurdes mientras escuchaba las palabras sinceras de Martina.

Se dio cuenta de que había hecho mucho más que ayudarla a mejorar su tiempo de carrera; había inspirado a alguien a creer en sí misma. Desde ese día, Martina continuó corriendo con pasión y determinación.

Aunque nunca alcanzara los niveles olímpicos como Lurdes Martins, siempre recordaría el valioso regalo que recibió: la confianza para superar cualquier obstáculo.

Y así fue como gracias a la bondad desinteresada de Lurdes Martins, una mujer llamada Martina encontró el coraje para perseguir sus sueños y nunca rendirse.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!