La carrera del hupete en la selva



En la selva, un día soleado, el cocodrilo Cacho encontró un brillante hupete tirado en el suelo. Lo miró con curiosidad y decidió llevarlo consigo. Sin embargo, en ese momento apareció el elefante Trompitas.

"¡Hey, Cacho! Ese hupete es mío, lo perdí esta mañana mientras jugaba en el río", reclamó Trompitas con voz grave. Cacho frunció el ceño y respondió: "Lo siento, Trompitas, pero yo lo encontré primero.

¿Cómo podemos resolver esto de manera justa?"Ante la disputa entre los dos animales, decidieron ir a ver al gran sabio mono Babú para que les ayudara a resolver el conflicto. Al llegar a la copa del árbol donde vivía Babú, los animales explicaron la situación.

El mono escuchó atentamente y luego dijo: "Escuchen con atención. Para resolver este problema deben someterse a una prueba. "Ambos asintieron y Babú continuó: "Les propongo un desafío. Deberán recorrer todo el bosque recolectando frutas de colores.

Aquel que traiga más frutas al final del día será considerado como dueño legítimo del hupete. "Trompitas y Cacho aceptaron el reto con entusiasmo y se dispusieron a buscar las frutas por separado.

Mientras caminaban entre los árboles y arbustos, enfrentaron diversos obstáculos que pusieron a prueba su ingenio y habilidades. El elefante utilizaba su larga trompa para alcanzar las frutas en lo alto de los árboles, mientras que el cocodrilo nadaba velozmente para recolectar las que estaban cerca del río.

Al caer la tarde, ambos regresaron con sus manos llenas de frutas brillantes y coloridas. Babú examinó detenidamente cada una de ellas y anunció: "El ganador es...

¡Cacho! Ha recolectado una mayor variedad de frutas y ha demostrado perseverancia en su búsqueda. "Trompitas aceptó la decisión con dignidad y dijo: "Felicidades, Cacho. Te has ganado el derecho de quedarte con el hupete.

" Cacho sonrió emocionado y le ofreció compartir las frutas con Trompitas como gesto de amistad. Desde ese día, Cacho aprendió la importancia de la honestidad y la resolución pacífica de conflictos. Y juntos disfrutaron de las deliciosas frutas bajo la sabia mirada del gran mono Babú.

FIN.

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