La carrera del tesoro y la justicia
Había una vez en un lejano pueblo de Argentina, un valiente caballero llamado Durango. Durango era conocido por su valentía y astucia, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban.
Un día, el malvado terrorista Malapata llegó al pueblo sembrando el caos y el miedo entre los habitantes. Malapata quería apoderarse del tesoro escondido en las montañas cercanas y no le importaba pisotear a nadie en su camino. Durango decidió enfrentarse a Malapata para proteger a su pueblo.
Armado con su espada y su escudo, se adentró en las profundidades de la montaña donde se encontraba el tesoro. Allí se encontró con Malapata, quien lo desafió a un juego peligroso.
"¿Qué te parece si jugamos a un juego? Si ganas, te daré el tesoro; pero si pierdes, perderás tu mano izquierda", propuso Malapata con una sonrisa siniestra. Durango sabía que era una trampa, pero aceptó valientemente el desafío.
El juego consistía en una carrera de obstáculos por todo el laberinto de la montaña. Durango y Malapata corrieron tan rápido como pudieron, esquivando rocas que caían y puentes que se derrumbaban.
Durante la carrera, Malapata intentaba sabotear a Durango lanzándole piedras y empujándolo hacia abismos peligrosos. Pero Durango demostró ser más astuto y hábil, sorteando cada obstáculo con destreza. Finalmente, llegaron al final del laberinto donde se encontraba el tesoro brillante.
Malapata intentó tomarlo primero, pero Durango lo detuvo con un movimiento rápido de su espada. "No eres digno de este tesoro. Has sembrado terror en mi pueblo y ahora pagarás por tus acciones", dijo Durango con determinación. En ese momento, aparecieron los habitantes del pueblo para apoyar a Durango.
Juntos lograron capturar a Malapata y devolver la paz al lugar. Durango decidió perdonar la vida de Malapata bajo una condición: que abandonara el pueblo para siempre y nunca volviera a causar problemas.
Con el corazón lleno de gratitud hacia Durango, los habitantes celebraron su valentía y coraje. Desde ese día en adelante, Durango fue recordado como un héroe legendario que defendió su tierra sin temor ante cualquier adversidad.
Y aunque perdió muchos juegos durante esa aventura inolvidable ¡nunca perdió ni su mano ni sus ganas de luchar por la justicia!
FIN.