La carrera hacia el concierto


Había una vez una niña llamada Sofía, que estaba muy emocionada porque iba a ir a ver a su cantante favorito con sus amigas.

Estaban todas juntas en el carro de la mamá de Sofía, cantando y riendo camino al concierto. -¡Chicas, estoy tan emocionada! ¡Va a ser el mejor día de nuestras vidas! -exclamó Sofía con alegría. Pero de repente, el carro empezó a perder velocidad hasta que finalmente se detuvo por completo.

La mamá de Sofía miró preocupada el tablero y anunció:-Chicas, nos quedamos sin gasolina. Tendremos que esperar aquí hasta que alguien venga a ayudarnos. Las amigas de Sofía comenzaron a sentirse desanimadas.

No podrían llegar al concierto a tiempo para ver al famoso cantante. Pero Sofía, en lugar de ponerse triste, decidió buscar una solución. -¡No se preocupen chicas! Seguro encontraremos una forma de llegar al concierto a tiempo -dijo con determinación.

Sofía recordó que cerca del lugar donde estaban paradas vivía su abuelita Carmen. Así que propuso:-Chicas, ¿qué les parece si vamos caminando hasta la casa de mi abuelita? Ella seguro nos puede ayudar. Las amigas asintieron y comenzaron la caminata hacia la casa de la abuelita Carmen.

Por el camino cantaban canciones y contaban chistes para mantener el ánimo arriba. Finalmente llegaron a la casa y fueron recibidas con cariño por la abuelita. -¿Qué las trae por acá mis niñas? -preguntó la abuelita Carmen con curiosidad.

Sofía le explicó lo que había sucedido y la abuelita sonrió antes de decir:-No se preocupen mis niñas, tengo una idea para ayudarlas.

La abuelita Carmen llamó a un amigo suyo que tenía una camioneta y les ofreció llevarlas al concierto. Las chicas no podían creer su suerte y rápidamente subieron a la camioneta emocionadas por poder cumplir su sueño de ver al famoso cantante en vivo.

Finalmente llegaron al concierto justo a tiempo y disfrutaron cada minuto del espectáculo juntas. Al terminar, Sofía miró a sus amigas con gratitud y dijo:-Gracias por no rendirse cuando las cosas se pusieron difíciles. Aprendí que siempre hay una solución si mantenemos una actitud positiva y trabajamos juntas como equipo.

Las amigas asintieron felices mientras regresaban a casa en la camioneta del amigo de la abuela Carmen.

Esa noche se durmieron con sonrisas en sus rostros, sabiendo que juntas podían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia los sueños.

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