La Carrera Solidaria de Aicha y Mireia



Era un hermoso día de sol en el colegio de Aicha y Mireia. Ambas amigas estaban emocionadas porque iban a participar en la carrera solidaria que se organizaba cada año. El colegio había decidido que las ganancias de esta carrera se destinarían a ayudar a un hogar de niños necesitados.

"¡No puedo esperar más!" - exclamó Aicha mientras ataba sus zapatillas.

"Yo tampoco, es por una buena causa y además vamos a divertirnos un montón" - respondió Mireia, sonriendo.

Mientras hacían su calentamiento, las chicas contaban sus planes sobre cómo iban a correr juntas y además, cómo iban a animar a sus compañeros.

Cuando llegó la hora, el colegio estaba lleno de colores, risas y banderas que ondeaban al viento. Al sonar el silbato, Aicha y Mireia comenzaron a correr, riendo y gritando para motivarse.

Pero, en medio de la carrera, mientras Aicha trataba de ganar un poco de ventaja, Mireia tropezó con una piedra y ¡pum! Se cayó al suelo. Aicha, al darse cuenta, se detuvo rápidamente.

"¡Mireia! ¿Estás bien?" - gritó Aicha preocupada, acercándose corriendo.

"¡Ay! Me duele un poco la rodilla, pero creo que puedo seguir" - dijo Mireia, intentando levantarse.

Sin embargo, cuando intentó dar un paso, sintió un fuerte dolor y se dio cuenta de que no podía correr.

"¿Y ahora qué hacemos?" - preguntó Aicha, mirando a su amiga con tristeza.

"No quiero quedarme aquí... la carrera es muy importante para nosotras y para los chicos del hogar" - respondió Mireia, intentando mantenerse optimista.

Aicha pensó un momento y luego sonrió.

"¡Ya sé! Vamos a buscar ayuda. Quizás hay alguien que pueda ayudarnos a llegar a la meta."

Ambas chicas comenzaron a caminar lentamente hacia el puesto de asistencia que estaba a unos metros más adelante. Cuando llegaron, una amable voluntaria, que se llamaba Laura, las vio y rápidamente se acercó a ayudar.

"¡Hola chicas! ¿Qué ha pasado?" - preguntó Laura.

"Mireia se cayó y no puede correr. Necesitamos llegar hasta la meta. ¿Podés ayudarnos?" - explicó Aicha, preocupada.

Laura sonrió y dijo:

"Por supuesto. ¿Tienen alguna idea de cómo podríamos hacerlo?"

Mireia, aunque un poco apenada, tuvo una idea brillante:

"Podríamos usar una de esas sillas de ruedas que intentamos llevar hasta allí. ¡Quizás pueda empujarme hasta la meta!"

"¡Eso es!" - dijo Aicha emocionada. "Laura, ¿podemos usar una silla de ruedas?"

"Claro, sólo un momento" - contestó Laura mientras iba a buscar la silla.

Cuando regresó, Aicha ayudó a Mireia a acomodarse en la silla de ruedas. Luego, con determinación, comenzó a empujar, asegurándose de que su amiga se sintiera cómoda.

"Esto va a ser divertido, ¡es como si estuvieras en una carrera nueva!" - bromeó Aicha mientras recorrían el camino hacia la meta.

"¡Sí! Nunca imaginé que terminaría así pero estoy feliz de tenerte a mi lado" - respondió Mireia, riendo.

Juntas comenzaron a avanzar, y en el camino, muchos de sus compañeros las aplaudían y las animaban.

"¡Vamos chicas! ¡Ustedes pueden!"

"¡Aicha y Mireia!"

"¡Esfuerzo!"

Con cada empujón, Aicha se sentía más fuerte, y aunque su amiga no podía correr, su espíritu competitivo las mantenía unidas. Finalmente, después de mucho esfuerzo y sin rendirse, llegaron a la meta, donde todos esperaban.

Cuando cruzaron la línea de llegada, salieron disparadas a recibir una enorme ovación. Aicha levantó los brazos en señal de victoria, y aunque Mireia estaba en la silla de ruedas, su sonrisa iluminaba todo el lugar.

"¡Lo logramos!" - gritaron juntas.

"¡Estamos súper orgullosos de ustedes!" - decían sus amigos, mientras las abrazaban.

Esa tarde, ambas aprendieron que no importaba cómo llegaran a la meta, lo que realmente contaba era el esfuerzo, la amistad y la voluntad de ayudar a los demás. Al terminar la carrera, aunque Mireia tenía una rodilla lastimada, su corazón estaba lleno de alegría y recordó que siempre podía contar con su amiga Aicha.

Y así, no sólo lograron participar en la carrera solidaria, sino que también demostraron que siempre hay una salida, incluso en los obstáculos más grandes. Juntas decidieron que, sin importar lo que sucediera, ¡siempre correrían hacia su próxima aventura!

Y así, el evento fue un éxito rotundo. Recaudaron fondos suficientes para ayudar a muchos niños, y lo más importante, Aicha y Mireia descubrieron que juntas son capaces de superar cualquier desafío.

FIN.

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